Áreas del cerebro dañadas por hipertensión contribuyen a la demencia

Identifican por primera vez zonas específicas del cerebro que han sido dañadas a causa de la hipertensión arterial y que pueden contribuir a la pérdida de memoria, el deterioro de la función cognitiva y el desarrollo de demencia.
Enfermera tomando la tensión a un anciano

29/03/2023

La hipertensión arterial es un problema de salud muy frecuente, ya que se estima que afecta a alrededor del 30% de la población mundial. Se ha comprobado que influye en el funcionamiento del cerebro y que al cabo del tiempo puede provocar cambios en este órgano, pero se desconocía cómo ocurrían o cuáles eran las zonas concretas que se dañaban. Ahora, por primera vez, un equipo internacional de científicos ha identificado qué regiones del cerebro se deterioran debido a la presión arterial alta y cómo se produce esta condición que contribuye al desarrollo de demencia.

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Los investigadores recopilaron información procedente de combinar imágenes por resonancia magnética (MRI) de cerebros, análisis genéticos y otros datos de miles de pacientes para analizar los efectos que tenían los niveles elevados de presión arterial sobre la función cognitiva, y posteriormente verificaron los resultados obtenidos en un gran grupo independiente de pacientes en Italia. Los hallazgos se acaban de publicar en European Heart Journal.

“Al usar esta combinación de enfoques de imágenes, genéticos y observacionales, hemos identificado partes específicas del cerebro que se ven afectadas por aumentos en la presión arterial, incluidas áreas llamadas putamen y regiones específicas de materia blanca. Pensamos que estas áreas podrían ser donde la presión arterial alta afecta a la función cognitiva, como la pérdida de memoria, las habilidades de pensamiento y la demencia. Cuando verificamos nuestros hallazgos al estudiar un grupo de pacientes en Italia que tenían presión arterial alta, encontramos que las partes del cerebro que habíamos identificado estaban efectivamente afectadas”, ha declarado Tomasz Guzik, profesor de Medicina Cardiovascular en la Universidad de Edimburgo (Reino Unido) y la Facultad de Medicina de la Universidad Jagellónica de Cracovia (Polonia), que ha dirigido la investigación.

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Predecir la pérdida de memoria en pacientes con hipertensión

Para realizar la investigación se emplearon datos de imágenes de resonancia magnética del cerebro de más de 30.000 participantes en el estudio del Biobanco del Reino Unido, información genética del estudio de asociación del genoma completo (GWAS) del UK Biobank y otros dos grupos internacionales (COGENT y el Consorcio Internacional para la Presión Arterial) y una técnica denominada aleatorización mendeliana, para comprobar si la presión arterial alta era realmente la causa de los cambios en determinadas zonas del cerebro, en vez de ser únicamente un factor más asociado con estos cambios.

El estudio “puede ayudar a identificar a las personas en riesgo de deterioro cognitivo en las primeras etapas y, potencialmente, a orientar las terapias de manera más efectiva en el futuro”

“La aleatorización mendeliana es una forma de utilizar la información genética para comprender cómo una cosa afecta a otra”, ha explicado el profesor Guzik. “En particular, prueba si algo está potencialmente causando cierto efecto, o si el efecto es solo una coincidencia. Funciona utilizando la información genética de una persona para ver si existe una relación entre los genes que predisponen a una presión arterial más alta y los resultados. Si existe una relación, entonces es más probable que la presión arterial alta esté causando el resultado. Esto se debe a que los genes se transmiten aleatoriamente de los padres, por lo que no se ven influenciados por otros factores que podrían confundir los resultados. En nuestro estudio, si un gen que causa la presión arterial alta también está relacionado con ciertas estructuras cerebrales y su función, entonces sugiere que la presión arterial alta realmente podría estar causando una disfunción cerebral en ese lugar”.

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Los resultados mostraron que los cambios en nueve zonas del cerebro estaban relacionados con una presión arterial más alta y una peor función cognitiva. Estos incluían el putamen –una estructura redonda en la base de la parte frontal del cerebro que se encarga de regular el movimiento e influye en varios tipos de aprendizaje–, la radiación talámica anterior, la corona radiada anterior y el brazo anterior de la cápsula interna, que son regiones de sustancia blanca que conectan y permiten la señalización entre diferentes partes del cerebro. La radiación talámica anterior interviene en funciones ejecutivas, como la planificación de tareas cotidianas simples y complejas, mientras que las otras dos regiones están involucradas en la toma de decisiones y el manejo de las emociones.

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Los cambios observados en estas áreas incluían reducciones en el volumen del cerebro y la cantidad de área de superficie en la corteza cerebral, alteraciones en las conexiones entre diferentes zonas del cerebro y cambios en las medidas de la actividad cerebral. “Nuestro estudio ha identificado por primera vez lugares específicos en el cerebro que están potencialmente asociados de manera causal con la presión arterial alta y el deterioro cognitivo. Esto solo fue posible gracias a la disponibilidad de datos del Biobanco del Reino Unido, incluidas imágenes cerebrales de resonancia magnética, y a investigaciones anteriores que identificaron variantes genéticas que afectan la estructura y la función de más de 3.000 áreas del cerebro”, ha destacado el primer autor del estudio, el profesor asociado Mateusz Siedlinski, también investigador de la Facultad de Medicina de la Universidad Jagiellonian.

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La profesora Joanna Wardlaw, jefa de Ciencias de Neuroimagen en la Universidad de Edimburgo, y coautora del estudio ha recordado que hace mucho tiempo que se sabe que la hipertensión arterial es un factor de riesgo para sufrir deterioro cognitivo, pero que no estaba claro de qué forma dañaba el cerebro, y que su estudio “muestra que regiones específicas del cerebro tienen un riesgo particularmente alto de daño por presión arterial, lo que puede ayudar a identificar a las personas en riesgo de deterioro cognitivo en las primeras etapas y, potencialmente, a orientar las terapias de manera más efectiva en el futuro”.

“Esperamos que nuestros hallazgos puedan ayudarnos a desarrollar nuevas formas de tratar el deterioro cognitivo en personas con presión arterial alta. Estudiar los genes y las proteínas en estas estructuras cerebrales podría ayudarnos a comprender cómo la presión arterial alta afecta el cerebro y causa problemas cognitivos. Además, al observar estas regiones específicas del cerebro, podemos predecir quién desarrollará pérdida de memoria y demencia más rápido en el contexto de la presión arterial alta. Esto podría ayudar con la medicina de precisión, de modo que podamos orientar terapias más intensivas para prevenir el desarrollo de deterioro cognitivo en pacientes con mayor riesgo”, concluye Tomasz Guzik.

Actualizado: 29 de marzo de 2023

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