El aceite de oliva reduce los trastornos circulatorios

El consumo de aceite de oliva virgen puede reducir hasta un 66% el riesgo de arteriopatía periférica, que hace que se estrechen u obstruyan las arterias de brazos y piernas, dificultando la circulación de la sangre.
Cucharada de aceite de oliva en la dieta
Aceite de oliva, bueno para el corazón

El estudio Predimed, que estudia los efectos de la dieta mediterránea sobre la salud de la población, acaba de revelar que el consumo de aceite de oliva virgen puede reducir hasta un 66% el riesgo de desarrollar arteriopatía periférica, una patología que provoca que se estrechen u obstruyan las arterias de los brazos y piernas, dificultando la circulación de la sangre y del oxígeno hacia los tejidos.

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Este hallazgo, que se ha publicado en la revista de la Asociación Médica Americana –JAMA–, es la conclusión de una investigación de diez años realizada por Ciberobn (Centro de Investigación Biomédica en Red de la Obesidad y Nutrición), con el objetivo de comprobar la capacidad preventiva de la dieta mediterránea frente a las enfermedades cardiovasculares.

El riesgo de arteriopatía periférica disminuyó un 66% en los pacientes que tomaron aceite de oliva virgen, mientras que en los que consumieron frutos secos dicho riesgo se redujo a la mitad, en comparación con los que siguieron una dieta baja en grasas

La arteriopatía periférica causa numerosas complicaciones, desde dolor y molestias en las piernas hasta heridas que no cicatrizan, y en casos extremos puede provocar la gangrena de la extremidad y ser necesario amputarla, por lo que una intervención dietética que disminuya las posibilidades de sufrir esta patología es una medida preventiva fácil de adoptar y muy rentable a la hora de mejorar la calidad de vida de los pacientes.

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En el estudio participaron 7.500 personas, con edades comprendidas entre los 55 y los 80 años, a las que se dividió en tres grupos. A un grupo se le proporcionó de forma gratuita aceite de oliva virgen; los pacientes del segundo grupo siguieron la recomendación de incluir en su dieta frutos secos; y el tercer grupo (grupo control) siguió una dieta baja en grasas, acorde a las recomendaciones de la American Health Association.

Los investigadores comprobaron que el riesgo de desarrollar arteriopatía periférica disminuyó un 66% en los pacientes del primer grupo, mientras que en los que consumieron frutos secos también se apreció una mejoría –aunque menor–, y el riesgo de sufrir esta patología se redujo a la mitad en su caso, en comparación con los del grupo control.

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Miguel Ángel Martínez-González, profesor de Medicina Preventiva de la Universidad de Navarra y uno de los autores del trabajo, ha explicado que nunca se había encontrado una relación tan fuerte entre dieta mediterránea y arteriosclerosis, y añade que la opción de consumir frutos secos es una alternativa para aquellas personas cuya cultura no incluya el aceite de oliva en sus hábitos dietéticos, si bien tienen menores efectos preventivos que este último.

Actualizado: 3 de marzo de 2020

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