Empatía: claves para desarrollarla
La empatía es una de las habilidades sociales más exitosas y dominarla garantiza un adecuado desempeño en situaciones interpersonales. Aprende las técnicas para desarrollarla y aplicarla en tu vida personal y laboral.

Cómo desarrollar la empatía

Dra. Vanesa Fernández López

Por: Dra. Vanesa Fernández López

Psicóloga, especialista en emociones

Actualizado: 4 de julio de 2022

Como el resto de las habilidades sociales, la empatía también se puede adquirir a lo largo de la vida (con excepción de los individuos que presenten patologías que impidan el desarrollo de la misma).

Lo más recomendable sería que acudieras a un psicoterapeuta que te ayudase a conseguirlo tras valorar con qué habilidades cuentas y cuáles necesitas adquirir. Pero mientras te decides a solicitar la ayuda de un especialista, puedes ir entrenándote tú mismo siguiendo estos consejos para desarrollar la empatía:

  • Aprende a escuchar lo que los demás te dicen sin palabras: saber interpretar la comunicación no verbal de los otros es una herramienta fundamental a la hora de comprender sus estados emocionales. Además de cursos específicos para ello, existen interesantes manuales de autoayuda que te servirán como primera aproximación.
  • La técnica de las tres columnas: cuando te enfrentes a una situación conflictiva, discusión, etcétera, anota a un lado dicha situación (qué es lo que ha ocurrido), cuál es tu opinión al respecto y cuál es la opinión o postura de la otra persona. A pesar de que lo tengas muy claro, o por muy enfadado que estés, intenta forzarte a ver el conflicto desde el punto de vista del otro.
  • Practica la escucha activa: cuando los demás te cuenten sus problemas intenta no pensar en cómo TÚ te sentirías, actuarías o pensarías. En su lugar, intenta sentir, actuar y pensar como el otro. Para ello, plantéate la pregunta: “teniendo en cuenta cómo es él/ella y sus circunstancias, ¿cómo se sentirá?”
  • Piensa “CON” en lugar de “POR” tu interlocutor: cuando alguien te esté contando sus problemas o preocupaciones, intenta ayudarle a pensar, a darse él mismo las respuestas a sus dudas. No te precipites en darle una respuesta de consolación o consejos mágicos. Ayuda a los demás a pensar y a reflexionar.
  • Aprende a recoger y devolver la emoción al otro: para ello, existen fórmulas específicas como el “parafraseo”. Por ejemplo, A: “estoy preocupado por la enfermedad de mi padre”, B (parafrasea): “entiendo, la enfermedad de tu padre te preocupa”). También si escuchas atentamente puedes usar la confrontación ayudando a los demás a ver sus propias incongruencias emocionales. Por ejemplo: “estás disgustado porque harías todo por volver con tu pareja, sin embargo, me dices que cuando estás con ella sientes que te trata de forma despectiva”. Acompaña tus mensajes siempre de un “entiendo”, “puedo hacerme cargo de…”, “supongo que en tu lugar debes pensar/sentir…”.

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Creado: 10 de febrero de 2014

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