Exceso de orgullo: cómo afrontarlo y corregirlo

Las personas excesivamente orgullosas actúan de forma arrogante y menosprecian a los demás. Te explicamos por qué lo hacen y cómo protegerte de su comportamiento. Y, si el orgulloso eres tú, te enseñamos cómo corregir tu actitud.
Mujer orgullosa con mirada de desprecio
Dra. Vanesa Fernández López

Por: Dra. Vanesa Fernández López

Psicóloga, especialista en emociones

Actualizado: 20 de octubre de 2023

El orgullo es un rasgo de personalidad; es decir, es una tendencia estable de comportamiento que se refleja en diferentes circunstancias. Los rasgos de personalidad no son buenos ni malos, sino que deben manifestarse en su justa medida. Las personas excesivamente orgullosas se caracterizan por un elevado sentimiento de confianza o seguridad en sí mismas, y de estimación hacia sus propios méritos, y muestran arrogancia, prepotencia y, en muchos casos, un importante nivel de narcisismo.

PUBLICIDAD

Los niveles moderados de orgullo son buenos y necesarios porque nos ayudan a protegernos frente a los potenciales ataques o amenazas a nuestra integridad psicológica por parte de otras personas. Pero cuando nos enfrentamos a un individuo con un exceso de orgullo la convivencia se hace muy difícil porque este tipo de personas se empeñan en hacer sentir “mediocres” a los demás. Por ello, es importante detectar cuando nos encontramos ante una persona demasiado orgullosa para protegernos de su prepotencia y conseguir que su orgullo no dañe el nuestro.

Causas del exceso de orgullo: ¿por qué una persona es orgullosa?

Como hemos señalado al comienzo de este tema, el orgullo es un rasgo de personalidad, es decir, una tendencia estable de comportamiento. Los rasgos de personalidad son resultado de una combinación de factores biológicos previos que predisponen a estos (por ejemplo, herencia genética) y de factores aprendidos (es decir, de las experiencias que hemos vivido y que hacen que actuemos de una u otra forma).

PUBLICIDAD

A pesar de que los psicólogos discrepamos en el porcentaje de influencia asignado a cada uno de los factores, me atrevería a decir que el poder de la experiencia (lo aprendido) es crucial para desarrollar o no un rasgo de personalidad, así como para modular sus efectos en nuestro comportamiento. Además, nuestras experiencias o aprendizajes pueden ayudarnos a reducir los niveles de intensidad de un rasgo de personalidad en nuestra forma de actuar.

Pareja en la cama con problemas personales

Inicialmente, ser orgulloso es bueno, ya que nos ayuda a proteger nuestra autoestima y defender nuestros derechos personales. Sin embargo, cuando los niveles son demasiado elevados, el orgullo acaba convirtiéndose en un problema que nos dificulta tener unas relaciones saludables con los demás.

PUBLICIDAD

¿Por qué ocurre esto? ¿Cómo este rasgo de personalidad puede pasar de ser nuestro aliado a convertirse en nuestro enemigo? Las principales causas por las que esto sucede son:

  • Baja autoestima: en la mayoría de las ocasiones la respuesta está en los bajos niveles de autoestima. Generalmente, la persona orgullosa actúa así porque previamente ha sido dañada, humillada o mangoneada. Lejos de venirse abajo, la persona orgullosa construye una pared de protección con pinchos hacia los otros para no sentirse herida y que no puedan acceder a ella, ya que sus bajos niveles de autoestima no le permitirían defenderse ante dicho ataque.
  • Falta de habilidades sociales: el escudo del orgullo es su manera (inadecuada) de poner límites a los otros. Esto es debido a que, habitualmente, la persona orgullosa carece de unas adecuadas pautas de comunicación o de habilidades sociales. La persona orgullosa, en lugar de comunicarse de forma asertiva (expresando sus opiniones o sentimientos y respetando los de los demás), actúa de forma agresiva (física o psicológicamente),  mediante vacíos, silencios o chantajes, y bloqueando así al otro.

PUBLICIDAD

Perfil de las personas orgullosas

A pesar de que no existen dos personas orgullosas iguales, la mayoría de los individuos con exceso de orgullo muestran una serie de rasgos que hacen difícil el trato con ellos. Las características más significativas de las personas con esta actitud son:

  • Niveles elevados de autoestima que les hacen sentir que su forma de pensar, necesidades y bienes son superiores a los de los demás.
  • Arrogancia: sus sentimientos de superioridad les hacen tener un comportamiento de desprecio hacia los otros basado en la creencia de que ellos merecen privilegios.
  • Tendencia al narcisismo: si has leído nuestro tema sobre las personas narcisistas recordarás que estas se caracterizan por una creencia de superioridad extrema sobre los otros, a los que ven como inferiores o mediocres.
  • Son vanidosos: su vanidad los lleva a destacar sus propios éxitos y a buscar ser admirados por los otros a toda costa.
  • Su comportamiento es altivo y soberbio; estos rasgos hacen que, en ocasiones, traten con desprecio a los otros.
  • Actúan con presunción: valoran de forma desmedida sus cualidades y su comportamiento se caracteriza por la altanería.
  • No admiten sus errores: no suelen experimentar culpabilidad por los mismos, y es habitual que culpen a otros de sus propias equivocaciones.
  • Bajo (o nulo) nivel de responsabilidad emocional o afectiva hacia los demás.
  • Presentan elevados niveles de egoísmo y tienden a ser egocéntricos.
Persona con la cabeza apoyada en la pared

Consecuencias de ser una persona orgullosa

El orgullo excesivo no trae nada bueno para quien lo padece, ni para quien lo recibe. Las consecuencias negativas que sufre una persona orgullosa se hacen especialmente patentes en sus relaciones sociales y laborales:

  • Exclusión social: por lo general, las personas orgullosas son desaprobadas socialmente, ya que a los demás no les gusta sentirse merecedores de los malos gestos que hemos descrito. Esto provoca que a nivel social las personas orgullosas sean excluidas, rechazadas, y sufran la soledad derivada de su prepotencia y superioridad que muestran ante los demás.
  • Problemas laborales: en el ámbito profesional o laboral suelen tener problemas, ya que son percibidas por compañeros y superiores como personas rígidas e inflexibles que no aceptan las críticas (por muy constructivas que sean) y dificultan los trabajos en grupo, aspectos altamente valorados en el mundo laboral actual.
  • Sentimientos de incomprensión: los individuos excesivamente orgullos suelen estar convencidos de estar en “lo cierto” y por ello en muchas ocasiones se sienten incomprendidos y frustrados por estar rodeados de personas que “no saben hacer las cosas” “y cometen errores” que les perjudican. Esto les produce un sentimiento de soledad (que, como acabamos de explicar, no solo es percibida, sino también real), además de un abanico de emociones negativas como el enfado, la ansiedad, e incluso la tristeza por las pérdidas afectivas derivadas de su orgullo.

PUBLICIDAD

Cómo actuar ante una persona orgullosa

Convivir en casa, en el trabajo o en un grupo de amigos con una persona orgullosa es una tarea difícil. En la relación con estas personas no vale el diálogo, ya que su comportamiento hace que o bien nos callemos (y nos anulen), o estemos constantemente discutiendo con ellos, entrando en espirales de conflicto infinitas. Por ello, te damos algunas pautas para ayudarte a que la relación con una persona demasiado orgullosa sea más llevadera:

  1. Date a valer y cuida tu autoestima: expresa aquello de lo que te sientes orgulloso y no permitas que te lo cuestionen.
  2. No alimentes aún más su ego: las personas orgullosas se sienten molestas cuando no las halagas, pero si tú crees que la situación no lo merece, no tienes por qué halagarla sin más, o hacerlo en exceso.
  3. Comunícate de una forma asertiva a pesar de que la persona orgullosa no lo haga contigo: es decir, expresa lo que piensas o sientes respetando su punto de vista. No te dejes desequilibrar por su agresividad, que probablemente empleará para alterarte.
  4. No permitas que te trate de forma despectiva o soberbia: cuando lo haga díselo y, si continúa con la misma actitud, márchate diciéndole que lo haces porque su comportamiento te parece intolerable.
  5. Acaba con su egocentrismo: habitualmente intentará que las conversaciones giren en torno a ella. Si estás hablando de ti –especialmente de tus logros y satisfacciones personales– o estáis tratando cualquier otro tema pídele que no te interrumpa y lo respete.
  6. Mantén relaciones sociales que te satisfagan y rodéate de personas que te quieran y respeten. Las personas orgullosas saturan y, si no tienes referentes, terminarás por sentirte invisible a su lado. Por eso, no pierdas los referentes sociales externos que te valoran.
  7. No temas decirle de forma asertiva lo que no te gusta de él o ella, ni llevarle la contraria por sus enfados.
  8. Toma tus propias decisiones, aunque esa persona las menosprecie: nadie mejor que tú sabe lo que necesitas.
  9. Niégate a aceptar la culpa cuando no la tienes. Exprésale asertivamente sus errores.
  10. Si hay algo de lo que presume que a ti no te parece para tanto, díselo o, simplemente, no le prestes demasiada atención.
Hombre pidiendo perdón a su pareja

Consejos para dejar de ser tan orgulloso

Teniendo en cuenta cómo el exceso de orgullo afecta a nivel personal y a nivel social, no parece que merezca la pena ser tan orgulloso. Por ello, a continuación, te damos unos consejos para que trabajes este aspecto de tu personalidad y lo lleves a niveles más moderados:

  1. Céntrate en lo que ha pasado y no busques culpables: no te convenzas a ti mismo pensando que no tienes la culpa y pensando en todo lo que hizo el otro para que las cosas salieran mal. Analiza la situación, qué ha pasado, por qué y qué es lo que puedes o podéis hacer para que no vuelva a suceder.
  2. Plantéate la responsabilidad que tiene cada una de las partes en lo sucedido: en relación con el punto anterior, es importante que asumas tu parte de culpa en lo ocurrido. La relación humana es circular (nos influimos mutuamente) y por ello es prácticamente imposible que tú no tengas nada que ver con lo ocurrido. Debes asumir tu parte de responsabilidad porque así, además, disminuirá tu enfado y sentimiento de superioridad y aumentará la probabilidad de que tus argumentos sean aceptados por el resto de implicados.
  3. Practica pedir “perdón” o decir “lo siento”: decirlo no te hace menos interesante, ni te convierte en culpable. Se trata de que te disculpes por lo ocurrido y por tu parte de responsabilidad. Esa actitud de acercamiento mejorará sin duda tus relaciones sociales.
  4. Intenta comprender cómo se siente la otra persona y házselo saber: la empatía es clave en las relaciones sociales y te ayudará a mantener un nivel de orgullo moderado y a reducirlo si es necesario. Cuando comprendemos el punto de vista del otro, la intensidad de las emociones negativas se reduce y es más fácil negociar.
  5. Expresa tu punto de vista siempre con responsabilidad emocional: debemos expresar nuestras opiniones y sentimientos, pero NO de cualquier manera. Hazlo de una forma que no haga daño emocional al otro; con respeto, desde tu punto de vista y, a ser posible, con una sonrisa.

PUBLICIDAD

 

Creado: 20 de octubre de 2023

PUBLICIDAD

PUBLICIDAD