La música estimula a adultos mayores con demencia

Una terapia personalizada que consiste en acompañar a un paciente con demencia avanzada y que escuche música seleccionada de acuerdo a su biografía personal, logra que estos enfermos expresen sus emociones.
Una mujer toca el violín con un fondo de notas musicales
El 55% de los pacientes que participaron en el estudio siguió el ritmo de la música con el cuerpo, aumentando su frecuencia cardiaca y respiratoria.

Escuchar música (canciones seleccionadas que resulten significativas en la vida del individuo) conlleva beneficios terapéuticos para las personas mayores que padecen demencia avanzada, porque estimula sus respuestas físicas y emocionales, reduciendo su apatía y sus síntomas depresivos, según ha revelado una investigación realizada en la residencia vizcaína José María Azkuna, que ha sido premiada en el XV Congreso de la Asociación Vasca de Geriatría y Gerontología.

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El estudio se llevó a cabo con un método de trabajo en el que primero se elaboraba una biografía personal y musical de cada paciente con la ayuda de sus familiares y, posteriormente, un profesional acompañaba de forma individual a cada uno de los enfermos y le proporcionaba contacto físico, junto a la visualización de imágenes de su historia de vida al mismo tiempo que se reproducía la música elegida especialmente para él, en sesiones de un mínimo de 15 minutos, cinco días a la semana, durante dos meses.

Los resultados del estudio demuestran que con determinadas intervenciones personalizadas se puede conectar con las emociones de los pacientes con demencia avanzada y lograr que las expresen

Al finalizar el programa, se comprobó que se había incrementado el porcentaje de mayores que emitían palabras (de un 10% pasó a un 25%), de los que buscaban el contacto físico (del 25% al 100%), de aquellos que lloraban de emoción (35%), y de los que sonreían y establecían contacto visual con su cuidador (del 40% al 75%). Además, el 55% de los pacientes que participaron en el estudio siguió el ritmo de la música con el cuerpo, aumentando su frecuencia cardiaca y respiratoria, y la somnolencia de estos enfermos disminuyó del 65% al 20%.

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Como ha expliado Ainara Castaños, neuropsicóloga de Igurco Servicios Sociosanitarios de IMQ, y una de las responsables del estudio, el grave deterioro cognitivo y la somnolencia que sufren las personas con demencia avanzada, junto a su escasa respuesta a los estímulos, dificultan la interacción con estos pacientes, pero los resultados del trabajo demuestran que con determinadas intervenciones personalizadas se puede conectar con sus emociones y lograr que las expresen, favoreciendo de esta forma sus relaciones con el entorno y los cuidadores.

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Actualizado: 21 de julio de 2016

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