Comer ultraprocesados vinculado con depresión y cambios cerebrales

Investigadores españoles vinculan un mayor consumo de alimentos ultraprocesados con mayor presencia de síntomas depresivos, y un menor volumen en regiones del cerebro que intervienen en procesar la recompensa y en la toma de decisiones.
Mujer comiendo comida ultraprocesada

28/07/2023

La depresión es un trastorno mental muy frecuente que afecta a alrededor del 5% de los adultos (unos 280 millones de personas), según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), y que interfiere significativamente en todos los aspectos de la vida de los enfermos (laboral, académico, familiar, relaciones sociales, actividades de ocio…). Conocer todas sus posibles causas es clave para prevenir los factores de riesgo evitables y la alimentación podría tener su implicación en su desarrollo

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Ahora, un nuevo estudio liderado por el CIBER (Centro de Investigación Biomédica en Red) y el Instituto de Investigación Biomédica de Girona Dr. Josep Trueta (IDIBGI) ha vinculado el consumo de alimentos ultraprocesados con los síntomas depresivos y alteraciones en el volumen de circuitos cerebrales.

Los investigadores han encontrado una relación directa entre la ingesta de comida ultraprocesada, la depresión y el volumen de sustancia gris del circuito cerebral mesocorticolímbico y parámetros de inflamación, unos hallazgos que pueden ayudar a comprender mejor los posibles efectos perjudiciales para la salud mental y el cerebro que tiene comer habitualmente este tipo de productos.

Ultraprocesados: poco nutritivos y con un elevado aporte calórico

La mayoría de los ultraprocesados tienen menos nutrientes que los alimentos no procesados, pero una mayor concentración energética, y también son ricos en ácidos grasos saturados y trans, azúcares añadidos y sal, y aportan pocas proteínas, fibra dietética y micronutrientes. Además, suelen contener aditivos para potenciar su sabor e imitar el aspecto de los alimentos mínimamente procesados, y esto hace que sean más sabrosos y atractivos, y potencialmente adictivos.

Los resultados mostraron un menor volumen en regiones cerebrales implicadas en procesar la recompensa y monitorizar el conflicto, que son clave en la toma de decisiones, incluyendo las alimentarias

“El estudio tenía como objetivo determinar la relación entre el consumo de ultraprocesados y los síntomas depresivos, así como proporcionar nuevos datos sobre la asociación entre el consumo de estos productos y los volúmenes de materia gris cerebral en 152 personas adultas. También buscamos explorar los efectos de interacción con la obesidad, así como evaluar si los biomarcadores inflamatorios median estas asociaciones previas”, han explicado los investigadores principales del estudio, Oren Contreras-Rodríguez y José Manuel Fernández-Real, que añaden: “como hipótesis de trabajo, esperábamos que un mayor consumo de ultraprocesados se asociara con un mayor riesgo de síntomas depresivos y un menor volumen de sustancia gris en la amígdala y regiones frontales, especialmente en participantes con obesidad, ya que suelen caracterizarse por presentar un mayor consumo de ultraprocesados. Efectivamente, los resultados confirmaron nuestra hipótesis”.

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Uno de los resultados principales es la asociación entre un mayor consumo de ultraprocesados y una mayor presencia de síntomas depresivos, así como un menor volumen en regiones cerebrales implicadas en procesar la recompensa y monitorizar el conflicto, que son aspectos clave en la toma de decisiones, incluyendo las alimentarias. La asociación entre el consumo de estos productos y los síntomas depresivos fue especialmente significativa en el grupo con obesidad (58,6% de los participantes), que inicialmente presentaban más síntomas depresivos en comparación con el grupo sin obesidad.

En conclusión, la investigación respalda la evidencia previa que vincula el consumo de ultraprocesados al riesgo de padecer un trastorno depresivo, y proporciona nuevos datos que lo asocian con cambios en la estructura de redes cerebrales concretas. Muestra también que estas asociaciones podrían ser dependientes de la presencia de obesidad y los niveles de inflamación periférica.

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Cómo se realizó la investigación

Se reclutaron 233 personas para formar parte del estudio de las que fueron seleccionadas 152. Para recabar información sobre la dieta de los participantes durante el último año se utilizó el sistema de clasificación de alimentos NOVA para identificar los alimentos y bebidas ultraprocesados en función de su grado de procesamiento. Finalmente, también se calculó el porcentaje de consumo de ultraprocesados en la dieta global.

Por otro lado, se evaluaron los síntomas depresivos y se realizaron imágenes de resonancia magnética estructural. Finalmente, se midieron varios parámetros metabólicos y biomarcadores inflamatorios, como el recuento de glóbulos blancos, la proteína de unión a lipopolisacárido y la proteína C reactiva.

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Para la realización del estudio también han colaborado investigadores de la Agencia de Salud Pública de Barcelona y del Instituto de Investigación de Sant Pau, y los resultados se han publicado en Journal of Affective Disorders.

Fuente: CIBER (Centro de Investigación Biomédica en Red)

Actualizado: 28 de julio de 2023

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