Colecho, ¿sí o no?
Compartir el dormitorio con el bebé es un hábito polémico que divide a la comunidad médica mundial. Te presentamos los argumentos a favor y en contra del colecho para que decidáis por vosotros mismos.

Qué es el colecho, pros y contras de dormir junto al bebé

Por: Alhelí Quintanilla

Periodista especializada en bienestar, embarazo e infancia

Actualizado: 27 de mayo de 2025

El sustantivo 'colecho' significa compartir el lecho con el bebé. Un hábito tan antiguo muy polémico que divide a la comunidad médica y sigue generando defensores y detractores en todo el mundo.

El fenómeno comenzó con la publicación en Estados Unidos en 1978 de The Family Bed, de Thine Thevenin, una antigua componente de la Liga de la Leche, quien presentaba el lecho familiar como el medio ideal para facilitar la lactancia materna y estrechar vínculos con el bebé. En realidad, la autora no estaba descubriendo nada, ya que se trata de una práctica ancestral que, como tantas otras, se fue perdiendo con el correr de los siglos en el mundo occidental.

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Hasta que, hace unos años, resurgió con fuerza como parte de una nueva filosofía de crianza basada en el instinto y la primacía de las necesidades del bebé sobre las de los padres: la crianza natural, que preconiza el parto en casa, amamantar a demanda, llevar a los niños en brazos y dormir en la misma cama, entre otras recomendaciones.

Colecho: beneficios y riesgos de dormir con el bebé

¿Hasta cuándo estirar el colecho?

No existe una única forma de entender el colecho. En su origen, se refería a compartir cama hasta que el niño, hacia los cinco o seis años, reclamaba por sí mismo dormir en otra habitación. Sin embargo, con el paso del tiempo, se ha ido matizando y hoy en día el colecho se usa más como sinónimo de dormir con el bebé: se puede hacer en la misma cama, en una cuna especialmente diseñada para ir adosada a la cama de matrimonio (cuna sidecar), o bien recurrir a una cuna convencional sin uno de los lados y adosarla a la cama donde duermen los padres. Hay incluso familias que directamente adaptan otra cama más pequeña a la matrimonial.

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¿Hasta cuándo podéis alargar el periodo de dormir junto a vuestro bebé? Fácil: el colecho se puede llevar a cabo siempre que los padres y el niño lo deseen y les genere mutua satisfacción. Para algunos, hasta que el niño duerma del tirón por la noche; otros esperan hasta el destete o la llegada de un hermano, a que el niño lo pida, los menos comparten cama con toda la prole hasta que son muy mayores… También se pueden escoger versiones mixtas: un rato en la cunita, otro en la cama… Todas las modalidades son válidas.

En resumen, el colecho es una decisión personal: no es una obligación ni es imprescindible. Vosotros decidís, como en todo lo referente a la crianza de vuestros retoños.

Padres e hijos compartiendo la cama

Argumentos a favor del colecho

Son muchos los expertos y padres que proclaman los beneficios del colecho. Estos son algunos de los argumentos que esgrimen a favor del hábito de dormir junto al bebé:

  • Practicado con las debidas precauciones, el colecho protege del Síndrome de Muerte Súbita del Lactante (SMSL). Aunque existen estudios que corroboran esta tesis (los del antropólogo estadounidense Joseph McKenna, pionero en estudios sobre sueño infantil, son los más famosos), también se han realizado otros que no llegan a las mismas conclusiones, sobre todo porque, para que efectivamente tenga un efecto protector, el colecho debe realizarse cumpliendo una serie de requisitos: que los padres no fumen, que el bebé duerma boca arriba, que tenga suficiente espacio para que ninguno de los dos progenitores lo aplaste, etcétera.
  • Facilita el amamantamiento: el niño toma cuando quiere, sin esperas ni llantos innecesarios y la madre no necesita levantarse. Y es que, el colecho aumenta la frecuencia y duración de las tomas nocturnas de pecho, lo cual tiene efectos positivos para la salud del bebé y para mantener la lactancia exclusiva. Según un metaanálisis publicado en Acta Paediatrica, las madres que practican colecho tienden a amamantar más tiempo y con mayor exclusividad que aquellas que no lo hacen. Además, la succión nocturna contribuye a regular la producción de leche y a mantener un mejor descanso tanto para la madre como para el bebé, al no requerir levantarse por completo para cada toma.
  • El bebé se siente más seguro y protegido si duerme con sus padres. Su sueño será por tanto más tranquilo y el de sus progenitores también, ya que saben que están a su lado en caso de que tenga frío, esté enfermo, llore, etcétera. De hecho, investigaciones como las de James McKenna1 (Universidad de Notre Dame) sugieren que el colecho puede favorecer un mayor sincronismo entre madre e hijo durante la noche: coinciden en ciclos de sueño, microdespertares y fases de vigilia. Estos momentos de sincronía permiten respuestas más rápidas a las necesidades del bebé, fortaleciendo el sentimiento de seguridad y confianza del lactante.
  • Se crea un vínculo especial con el bebé: para los padres que practican el colecho, compartir el sueño con sus hijos no es una carga, sino algo precioso. Por tanto, se puede decir que el colecho favorece el desarrollo del vínculo afectivo y la regulación emocional, debido a que la proximidad física y emocional con el cuidador principal, sobre todo la madre, refuerza el apego seguro.
  • Mejora la calidad del sueño del bebé (y a veces también la de los padres): la cercanía con la figura de apego reduce el número y la intensidad de los despertares nocturnos. Estudios observacionales muestran que los bebés que duermen acompañados suelen tener sueños más tranquilos, menos llanto y mayor facilidad para volver a dormirse tras un microdespertar, al sentir el calor y olor del cuerpo materno o paterno. Para los padres, aunque hay controversia, algunas investigaciones reportan que el colecho reduce el tiempo total de interrupciones, ya que permite atender al bebé sin desplazamientos ni desvelos largos.
  • Tiene respaldo desde la antropología evolutiva: el colecho es una práctica habitual en la mayoría de culturas del mundo y ha sido la norma a lo largo de la historia humana. La antropóloga Helen Ball2, de la Universidad de Durham, ha documentado que en muchas culturas no occidentales, el colecho es la forma natural de dormir, sin que ello se asocie a mayores tasas de SMSL. Por otro lado, la teoría del “desarrollo exterogestado3” (Darcia Narvaez, Universidad de Notre Dame) sugiere que el ser humano nace en un estado de inmadurez extrema y necesita contacto físico constante para completar su desarrollo neurológico.

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Conflicto de pareja

Argumentos en contra del colecho

Al igual que los adeptos al colecho no cesan de pregonar sus bondades y virtudes, en páginas web, libros, charlas, etcétera, también existen padres que no ven con buenos ojos dicha costumbre y que no desean practicarla. Estos suelen ser sus principales argumentos en contra del hábito de dormir junto al bebé:

  • Este hábito puede ser perjudicial para el bebé, ya que existe riesgo de asfixiarlo o aplastarlo, como a veces ha sucedido, y que además puede incluso ser un factor de riesgo del síndrome de la muerte súbita del lactante. De hecho, la Asociación Americana de Pediatría lo desaconseja, aunque sí promueve el “room-sharing” (compartir habitación), al menos durante los primeros 6-12 meses, como factor protector frente al SMSL. Así, en su Guía de sueño seguro para padres4, dice que lo mejor es que el bebé duerma junto a la cama de los padres, en la misma habitación, al alcance de la mano. 
  • Mayor riesgo en contextos sociales vulnerables: en situaciones de precariedad (hogares con hacinamiento, pobreza energética, falta de recursos para una cama adecuada…), el colecho incrementa el riesgo de accidentes fatales. Un estudio del Journal of Pediatrics en EE. UU. mostró que las muertes en colecho se concentraban en familias en riesgo social, donde era común compartir cama por necesidad más que por decisión consciente. Las campañas de salud pública insisten en que, en estos entornos, la mejor opción es el room-sharing con cuna independiente, evitando riesgos evitables por falta de condiciones materiales.
  • El colecho enturbia la relación de pareja y la intimidad conyugal. Problemas fácilmente solventables para el pediatra Carlos González, que en su libro Bésame mucho, propone como solución esperar a que el bebé se duerma y dejarlo un rato en su cuna. “El día tiene muchas horas y la casa tiene muchas habitaciones. Si no encuentra usted la manera de tener relaciones sexuales, no le eche la culpa al niño”, razona. 
  • Algunos estudios han encontrado una asociación entre dormir con los padres y diversos problemas de sueño: los niños duermen menos, se despiertan en mayor proporción y tardan más en dormirse. Y es que a muchos progenitores no les importa compartir cama con un bebé pequeño que apenas se mueve, pero que, a medida que crece, da patadas, gatea, respira fuerte… Algunos trabajos apuntan que los bebés acostumbrados al colecho tardan más en consolidar patrones de sueño independientes, lo cual puede prolongar las dificultades nocturnas más allá de los 2-3 años.
  • Dificultades para la transición hacia el sueño autónomo: el colecho prolongado puede dificultar que el niño desarrolle su autonomía emocional y capacidad de dormir solo. La psicología del desarrollo subraya que el sueño también es un espacio de aprendizaje emocional. Un exceso de dependencia puede, en algunos casos, derivar en inseguridad, ansiedad por separación o dificultades de regulación emocional cuando el niño intenta dormir sin contacto físico. Aunque no es universal ni inevitable, se ha documentado que los niños que hacen colecho más allá de los tres años pueden mostrar más resistencia a dormir solos y mayor dependencia nocturna.
  • Algunas personas consideran que resulta poco higiénico que un bebé comparta la cama donde duermen dos adultos.

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  • 1
    «Sleep and Arousal, Synchrony and Independence, Among Mothers and Infants Sleeping Apart and Together (same bed): An Experiment in Evolutionary Medicine». Acta Paediatrica, vol. 83, n.º s397, Wiley, pp. 94–102+.
  • 2

    Behe, C. (2016, julio 24). Practicar el colecho con tu bebé. La Leche League International. https://llli.org/es/news/practicar-el-colecho-con-tu-bebe/

  • 3
    Isabel F. del Castillo. «La Necesidad De exterogestación Y Su relación Con La Inteligencia Humana». Instituto Europeo De Salud Mental Perinatal, 2018, https://saludmentalperinatal.es/la-necesidad-exterogestacion-relacion-la-inteligencia-humana/.
  • 4

    Sueño seguro y su bebé: Cómo pueden los padres reducir el riesgo de SMSL y asfixia. (2022). Pediatric Patient Education. https://doi.org/10.1542/peo_document088.spanish

Creado: 24 de octubre de 2011

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