Luz de gas en la pareja, cómo detectar si te manipula

La luz de gas es una sutil manipulación psicológica con la que tu pareja puede intentar controlarte, alterando tu realidad para que dudes de tus vivencias y creencias. Aprende a detectar el gaslighting y cómo puedes ponerle freno.
Ilustración de unas manos manipulando una mente
Dra. Vanesa Fernández López

Por: Dra. Vanesa Fernández López

Psicóloga, especialista en emociones

Actualizado: 29 de septiembre de 2023

Algunas relaciones de pareja tienen niveles de toxicidad que, a ojos de quien no los padece, pueden ser insospechables. La cercanía física y emocional de los miembros de la pareja puede convertir a uno de ellos en víctima de complejos procesos de abuso emocional cuando no se elige a la persona adecuada. Es el caso del gaslighting (hacer luz de gas), un término que hace referencia a una forma de manipulación emocional que ejerce un miembro de la pareja para hacer dudar al otro de algo que sabe con certeza, consiguiendo que se cuestione su propia realidad.

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El término fue recogido por la psicología clínica de la obra de teatro de Patrick Hamilton Gas Light, que se estrenó en 1938 y que en 1944 fue llevada al cine por George Cukor y protagonizada por Ingrid Bergman. En esta obra, un hombre intenta convencer a su esposa de que padece un trastorno mental a través de la manipulación de objetos de su entorno (incluida la disminución de la intensidad de la luz de gas que alumbra la vivienda a ciertas horas), diciéndole que está equivocada, o haciéndole creer que tiene problemas de memoria.

Inspirándose en esta obra, desde los años 70 se emplea este término cuando un individuo quiere manipular el sentido de la realidad de otra persona de forma voluntaria. En este caso, el manipulador no mueve objetos, sino que altera hechos o situaciones que la víctima tiene claro cómo han sucedido: modifica sus juicios, sus opiniones y sus palabras dándoles otro sentido, e incluso, a veces, cuestiona sus emociones. Es importante aprender a detectar esta forma de abuso emocional y saber reaccionar a tiempo para no convertirte en su víctima.

Mujer triste mientras su marido le recrimina cosas

Claves para detectar si tu pareja te hace luz de gas

Como otros tipos de abuso emocional, el problema que sufre una persona sometida a gaslighting es que suele dudar de sus creencias y sensaciones. Esta duda es normal, no solo porque está sometida a un proceso de manipulación emocional, sino porque el mismo viene de mano de alguien en quien confía y que supuestamente debe amarle, su pareja. Por ello, cuando la luz de gas es ejercida por uno de los miembros de la pareja hacia el otro, se torna aún más “nebuloso” y es frecuente encontrar a víctimas que se preguntan si son “ellas mismas las que se toman las cosas mal”, o afirmando que “tal vez las cosas no fueron así” cuando su agresor quiere imponerles una realidad que habitualmente le conviene.

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Recibir luz de gas no es simplemente “cuestionarte” los hechos o “ser flexible” ante tus creencias. Esta actitud es sana, sin embargo, el gaslighting te mangonea y te impide tener una opinión clara sobre los hechos, haciéndote dudar de ti y sometiéndote a los intereses del otro. Por ello, es importante que detectes cuáles son las señales que indican que tu pareja te puede estar haciendo gaslighting a través de las siguientes estrategias:

Negación de cómo sucedieron hechos que tú tenías claro cómo ocurrieron. Por ejemplo, ante una discusión donde tu pareja hizo algo por lo que tú te enfadaste, cambiar el orden de los acontecimientos para hacerte ver que fuiste tú quien iniciaste el problema, o que ella no se confundió.

Resta valor, sentido o importancia a tus palabras. Tus comentarios no son importantes o los convierte en ambiguos. Este “restarle” importancia lo hace una forma sutil (por ejemplo, “no tiene fundamento lo que dices”), y frecuentemente delante de otras personas, como los hijos, para quitar valor a las opiniones de su pareja. Este comportamiento es especialmente dañino en el marco de la relación de pareja, donde la admiración, el cuidado del uno al otro y el compromiso son los pilares de la relación.

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Pueden manipular hechos, mensajes, comentarios, objetos, e incluso a otras personas, para hacerte creer lo que desean (recuerda que muchos agresores tienen colaboradores).

Empleo de una comunicación de “doble vínculo”: es uno de los métodos más distintivos de la manipulación psicológica como es el caso de la luz de gas. El manipulador usa mensajes ambiguos o da dos mensajes contradictorios con su comunicación verbal o no verbal que confunden aún más a la víctima. Por ejemplo, puede hacer creer que le interesa algo que le cuenta su pareja, a la vez que no le presta atención mientras se lo cuenta, o no desarrolla la conversación y la finaliza con un “vale, no tengo más que decirte”. En el marco de la relación de pareja no es de extrañar que estos comportamientos surjan debido a los celos o envidia del miembro manipulador hacia el otro.

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Cuando no le interesa hablar de determinados temas, da largas, se burla de la víctima, le dice que eso no es importante, se niega a hablar de ellos porque –dice– son “estupideces” o, simplemente, zanja la conversación con un “piensa lo que quieras”.

En relación con el punto anterior, es frecuente que quiera hacerte sentir loco/a, insistente o poco inteligente, algo realmente grave en una relación de pareja en donde, como señalábamos anteriormente, es importante que sus miembros experimenten admiración entre sí.

Hombre señalando a su mujer cabizbaja

Te invisibiliza cuando le conviene: deja de hablarte, te ignora, deja de acudir a planes que teníais previstos, hace cosas sin consultarte… Todo con el objetivo de hacerte sentir poco importante o una persona innecesaria, mientras tú dudas de si eres demasiado infantil o requieres demasiada atención. Este comportamiento es especialmente doloroso si convives en la misma casa con el abusador, ya que los desprecios son continuos.

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Te hace creer que siempre te equivocas, que todo lo haces mal, que tus juicios no se fundamentan en nada… Tendrás la sensación de que un tema en el que penséis distinto no es una conversación con diferentes opiniones, sino una “clase” en donde el maestro explica al alumno sus errores. Si no le das la razón, acabará en una discusión o te dejará de hablar. Por eso, te hace dudar de ti a pesar de que seas una persona muy segura.

Cabe resaltar que no son pocas las ocasiones en las que el agresor combina este tipo de comportamientos con una actitud encantadora, entregada y preocupada por la víctima. Una vez más, esta actitud de falso afecto es intencionada para poder compensar a la víctima por el trato que recibe, confundiéndola aún más y favoreciendo un ambiente en el que pueda volver a ejercer luz de gas. Cuando la relación está muy deteriorada, estos comportamientos “amables” solo se dan cuando la víctima cede a sus demandas o le “ruega” su atención, integrando así el gaslighting en un marco de maltrato psicológico.

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Etapas del gaslighting: cómo te sientes cuando tu pareja te hace luz de gas

Estar sometido a la influencia de la luz de gas puede suponer un daño emocional y para la autoestima muy importante que puede derivar en problemas de salud mental como los cuadros depresivos y los trastornos de ansiedad, tal y como sucede en cualquier variante de maltrato psicológico. La persona se siente atrapada por sus dudas y por una mezcla de sentimientos de infantilismo y una reacción de ira porque hay una parte de ella que le hace ver que no es normal que la traten así.

Cuando tu pareja te somete a luz de gas, vas a pasar por tres escenarios emocionales:

  • Incredulidad. En esta fase la víctima todavía cree su propia realidad y le niega a su agresor la que le impone.
  • Defensa. Cuanto más se ejerce el gaslighting sobre la víctima, más se empieza a cuestionar esta sus creencias y opiniones y a intentar comprender al agresor, justificando su conducta y entrando en la fase de defensa.
  • Depresión. Es la última fase, que coincide con el momento en el que la víctima cree lo que la otra persona le dice, sus quejas y críticas, que le hacen sentir cada vez más insegura en sus opiniones y más confiada en las del agresor.

El daño emocional que produce la luz de gas puede prolongarse en el tiempo, e incluso llegar a ser permanente. Es posible también que se alteren las relaciones sociales de la víctima (más aún cuando esta no “sabe elegir a sus amistades”) e incluso las laborales, ya que su malestar emocional y la duda constante pueden reducir su rendimiento.

Si la relación acaba por romperse, es posible que las secuelas de este abuso dificulten a la víctima establecer una nueva relación de pareja, ya que la inseguridad y desconfianza hacia otra persona y hacia ella misma por volver a convertirse en víctima estarán presentes, al menos, al principio.

Una mujer enfrentándose a su marido

Cómo actuar para ‘apagar’ la luz de gas en la pareja

Por las repercusiones que hemos descrito, tanto a nivel emocional, como en el aspecto de interferencia en todos los ámbitos de la vida (social, laboral, lúdico, familiar…) es importante que aprendas a defenderte y apagar así la luz de gas si tu pareja la ejerce sobre ti. Ten en cuenta estas recomendaciones si crees que te están haciendo gaslighting:

  1. ¡Vete! Mi primer consejo ante cualquier tipo de agresión es que no la toleres, que te vayas, que no te adaptes, ni busques recursos. Es prácticamente seguro que siempre irá a más. Te lo garantizaría, incluso. Si a una persona le permites tratarte mal, no solo lo seguirá haciendo, sino que la situación empeorará. Por eso, si estás a tiempo, márchate. Sin embargo, soy consciente que a veces no se puede romper ese vínculo tan fácilmente: hijos, compromisos… o, el miedo, no te lo permiten. En ese caso, sigue leyendo.
  2. Mira de frente a tu agresor y descubre lo que tienes delante: es una persona inteligente, sí, pero sin bondad. Sin amor. Sin felicidad. Gris. Muerto por dentro, o muriéndose. Y, además, sin posibilidad de sentarse contigo y resolver problemas. Bailará entre el narcisismo y el complejo de inferioridad. Ya no es la persona de la que te enamoraste, y probablemente se alejará de la misma. Te trata así porque eres una persona valiosa que quiere controlar y sobre la que se quiere sentir superior para sentir que tiene control cuando otros le ignoran o humillan. Tenlo claro, el problema lo tiene el que agrede. No tú, la víctima.
  3. Anota en un papel lo que ha pasado, tus pensamientos sobre lo ocurrido y por qué lo crees así. A modo de registro, apóyate en tus recuerdos y sensaciones para rememorar lo ocurrido.
  4. No cedas a sus silencios. No le persigas. Da igual; va a parar cuando quiera. Haz tu vida mientras tanto, pues si se da cuenta de que esto te hace daño lo hará más veces y con mayor duración.
  5. Demuéstrale que tratarte así tiene consecuencias negativas también para él o ella. No estés “como si nada” en cuánto tu pareja te ceda la palabra. Muéstrate molesto, e incluso no vayas a algunos planes previstos o actividades que él o ella tenían en mente.
  6. Defiéndete cuando te reste valor ante otras personas. Expresa abiertamente “esa será tu opinión y la respeto, así que respeta tú la mía”. Una relación de pareja es horizontal, no jerárquica; nadie es jefe o maestro de nadie. Tu opinión es tan válida como la suya, más aún si se discute sobre aspectos que te competen solo a ti.
  7. No te aísles; rodéate de personas que te quieran, y habla con ellas de lo que te está ocurriendo si tienes confianza para hacerlo. Te servirán de referente.
  8. Continúa tu crecimiento personal, laboral, etcétera. Haz tus planes y, si te equivocas, es cosa tuya.
  9. Implícale lo menos posible en tu vida; que no sepa mucho de ti. Así no podrá opinar y desvalorarte. Del mismo modo, tú buscarás menos su aprobación porque “no sabe” cosas que ocurren.
  10. No dependas de él o de ella; sé una persona autónoma. Así no podrá manipularte retirándote su ayuda, o cambiando tus puntos de vista si no cedes a lo que quiere.
  11. Solicita ayuda psicológica: estar sometido a una situación así desgasta enormemente. Para salir de ello o para ayudarte a posicionarte de forma diferente en una relación así, la terapia psicológica puede ayudarte. Te recomiendo que no se lo digas, porque seguro que opinará que se trata de una de tus decisiones erróneas por las que te sacarán el dinero… Es tu vida, recuérdalo.

Creado: 29 de septiembre de 2023

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