Conflictos familiares en Navidad: cómo gestionarlos
Actualizado: 30 de diciembre de 2022
“Navidad… dulce Navidad”. ¿Seguro que dulce? No deseamos amargarte tan bonitas fechas, pero queremos echar una mano a aquellos que lo pasan mal durante las mismas y, como ya señalamos cuando hablamos del malestar emocional en Navidad, estas fechas tienen para algunos un sabor agridulce, frecuentemente asociado a los conflictos familiares. Tanto es así que, según los datos del Servicio de Estadística del Consejo General del Poder Judicial, en 2018 –cuando aún no había hecho su aparición la pandemia de COVID-19 que tanto ha afectado a las relaciones de pareja– el 26% de los divorcios en España se produjeron después de Navidad.
Parece ser que el tiempo que pasamos con personas con las que convivimos, pero con las que en realidad no compartimos la vida, tener que lidiar con la familia política, o el hecho de vernos obligados a hacer planes en común con aquellos a los que solo vemos de tarde en tarde, genera una gran cantidad de motivos de discusión. Analizamos por qué tenemos conflictos familiares en Navidad, y te sugerimos cómo gestionarlo.
Por qué se producen discusiones familiares en Navidad
La Navidad, sus costumbres y rituales, forman parte de una sociedad familiar unida, que disfruta de la interacción con el otro y que comparte creencias o tradiciones pero, ¿qué queda de esto? Te explicamos cuáles son las principales características de nuestra personalidad que chocan con lo que debería ser una Navidad familiar, entrañable y feliz:
La individualización a la que tiende nuestra sociedad es, sin duda, la principal fuente de conflictos familiares en Navidad. Para poder conocer sus causas tenemos que comprender nuestro funcionamiento durante el resto del año en un día a día en el que las obligaciones laborales (y los hobbies, cuando hay tiempo para ellos) sirven en algunos casos como refugio de una vida de pareja o familiar que no les gusta, pero que no se atreven a interrumpir. Para estas personas el trabajo y las aficiones también se convierten en la excusa perfecta para no tener que compartir tiempo, o reducirlo tanto como sea posible, con una familia política que les genera un importante malestar.
Intolerancia hacia la forma de ser, los gustos y las necesidades ajenas. Estas pautas son difíciles de cambiar de un día para otro, y por eso al llegar la Navidad se encuentran sin armas para afrontar aquello de lo que su vida hecha a su medida le ha estado protegiendo. Si no sabían tolerar, menos ahora; si no sabían negociar, menos ahora; si no querían compartir, menos ahora; si no deseaban la compañía de otros, ahora todavía menos.
Falta de empatía o dificultad para empatizar con el otro. Es decir, a algunas personas les cuesta ponerse en el lugar de otros y comprender lo que sienten o necesitan para poder negociar cenas, compañía o actividades en Navidad. Otros simplemente son incapaces de empatizar con aquellos con los que arrastran un conflicto a lo largo del año. La Navidad saca a relucir las fisuras en la relación. Esta falta de empatía, unida en algunos casos a dosis de alcohol, y a la dificultad para expresar nuestras ideas o deseos, provoca discusiones por puntos de vista diferentes sobre la política, el fútbol, o las vacunas contra el COVID-19, entre muchos otros temas, y esto hace que la noche más familiar del año acabe con aspavientos y despedidas precipitas.
Egoísmo. Finalmente, la idea de “quererse a uno mismo” mal entendida, hace que se haya perdido para algunos ese sentido del ceder, al menos esta vez “para que tú seas feliz”. Por ello, en estas fechas en las que se deben compartir planes con la pareja, la familia o los amigos, esto se convierte en una tarea imposible si “a mí no me gustan”.
Falta de comunicación. Debido a que las relaciones humanas son circulares, es decir, “yo me comporto así contigo porque tú previamente te has comportado conmigo de esta otra manera”, este tipo de comportamientos y una comunicación inadecuada conducen a una situación de hastío, malestar, agobio y conflicto a la hora de organizar los días de Navidad. En estos casos, la Nochebuena pasa a convertirse en una noche de terror digna de las vividas solo un mes antes en Halloween.
Consecuencias de los conflictos navideños
Lo peor de los conflictos navideños es que en la mayoría de las ocasiones siguen presentes hasta Semana Santa…, o hasta la siguiente Navidad. En los peores casos, como ya hemos señalando, pueden acabar con una ruptura de pareja o separaciones de algunos miembros de la familia. Cuando los conflictos familiares se mantienen en el tiempo suponen un estresor crónico.
A diferencia de los estresores agudos (por ejemplo, una discusión puntual), los estresores crónicos o mantenidos en el tiempo pueden deteriorar progresivamente nuestra salud física y emocional. Así, por ejemplo, el estrés mantenido en el tiempo se asocia a trastornos psicofisiológicos (problemas médicos en cuyo origen, mantenimiento o recuperación han influido las emociones), como puede ser la hipertensión arterial, los problemas digestivos, las cefaleas o el insomnio.
A nivel emocional, es frecuente que las personas que están sometidas a un estresor crónico como puede ser un conflicto familiar, presenten elevados niveles de ansiedad, tristeza e irritabilidad, teniendo una alta probabilidad de sufrir tastornos de ansiedad, trastornos del estado de ánimo o abuso de sustancias. No debemos olvidar que también nuestras relaciones sociales y el rendimiento en nuestra vida cotidiana (estudios, trabajo, etcétera) pueden verse resentidos por el estrés crónico. Las personas que sufren estrés crónico tienen una menor calidad en las relaciones sociales, ya que su estado de ánimo puede hacerles saltar demasiado pronto, o todo lo contrario, impedirles expresar sus necesidades. Además, sus preocupaciones pueden interferir en su trabajo o estudios y disminuir su rendimiento debido a los fallos de atención, despistes frecuentes y problemas de aprendizaje y memoria.
Claves y consejos para gestionar los conflictos en Navidad
Como hemos visto, los conflictos navideños con la familia pueden mantenerse más allá de la Navidad y causar un malestar emocional y físico importantes. Merece la pena hacer el esfuerzo e intentar gestionarlo. Te damos algunas pautas que te ayudarán a conseguirlo:
Creado: 27 de diciembre de 2021