Aromas familiares ayudarían a personas con depresión en su recuperación

Oler aromas familiares podría ayudar a las personas con depresión a evocar recuerdos específicos de su memoria autobiográfica y a romper ciclos de pensamientos negativos y contribuir a que se recuperen de la enfermedad.
Mujer oliendo una prenda de ropa

16/02/2024

Un famoso pasaje de En busca del tiempo perdido, de Marcel Proust, describe cómo el sabor de una magdalena mojada en té evoca en el protagonista recuerdos de su infancia, y se hizo célebre precisamente porque ilustra la teoría de Proust sobre la memoria involuntaria, donde ciertos estímulos sensoriales, como el sabor o el olor, pueden desencadenar recuerdos profundos y detallados que la memoria consciente no puede recuperar. La experiencia del narrador con la magdalena se convierte en un símbolo de cómo los recuerdos pueden ser recuperados de manera vívida a través de experiencias sensoriales.

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¿Y si recuperar estos recuerdos pudiera ayudar a los pacientes con depresión a mitigar los síntomas depresivos y a recuperarse de su enfermedad? Pues esta es la conclusión a la que ha llegado un estudio realizado por un equipo de investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Pittsburgh y trabajadores sociales de UPMC, que ha descubierto que oler un aroma familiar podría ayudar a personas con depresión a recordar fragmentos específicos de su memoria autobiográfica, lo que podría contribuir a su recuperación.

La investigación ha revelado que los aromas son más eficaces que las palabras para evocar recuerdos de eventos específicos y que incluso podrían utilizarse en el ámbito médico para ayudar a las personas con depresión a romper ciclos de pensamientos negativos y reestructurar patrones de pensamiento, facilitando una curación más rápida y fluida. Los hallazgos se han publicado en JAMA Network Open.

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Olores que ayudan a evocar recuerdos en pacientes deprimidos

Al principio de su carrera, la Dra. Kymberly Young, investigadora en neurociencia especializada en memorias autobiográficas, profesora asociada de psiquiatría en Pitt y autora principal del estudio, comprendió que activar la amígdala –un área del cerebro reptiliano que controla las respuestas de “lucha o huida” y también dirige la atención y el enfoque hacia sucesos importantes– favorece la recuperación de recuerdos.

Young también sabía que las personas con depresión tienen dificultades para recordar memorias autobiográficas específicas y que, en personas sanas, los aromas desencadenan recuerdos vívidos y “reales”, probablemente porque interactúan directamente con la amígdala a través de conexiones nerviosas desde el bulbo olfatorio. “Me sorprendió que nadie hubiera pensado en usar señales olfativas para el recuerdo de memorias en personas con depresión antes”, comentó Young. Por ello, decidió probar si la activación de la amígdala podría ayudar a las personas con depresión a acceder a sus memorias de manera más efectiva. En lugar de utilizar costosas y a menudo inaccesibles pruebas con escáneres cerebrales, optó por un enfoque mucho más sencillo.

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En el estudio, Young presentó a los participantes una serie de frascos de vidrio opacos, cada uno con un aroma potente y familiar, que incluían desde naranjas, hasta café molido, betún para zapatos, e incluso Vicks VapoRub. Tras pedir a los participantes que olieran el frasco, Young les solicitó recordar un recuerdo específico, sin importar si era bueno o malo.

“Si mejoramos la memoria, podemos mejorar la resolución de problemas, la regulación emocional y otros problemas funcionales que las personas con depresión suelen experimentar”

Young se sorprendió al descubrir que el recuerdo de memorias era más fuerte en individuos con depresión que recibieron señales olfativas en lugar de verbales. Aquellos que recibieron señales olfativas tenían más probabilidades de recordar un evento específico (por ejemplo, una visita a una cafetería el viernes pasado) en lugar de recuerdos generales (como haber ido a cafeterías anteriormente).

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Los recuerdos provocados por olores también eran mucho más vívidos y se sentían más inmersivos y reales. Además, Young señaló que le emocionó descubrir que los participantes que olían los frascos tendían a recordar eventos positivos, aunque no se les había indicado específicamente recordar memorias positivas.

Young se está preparando para iniciar estudios más avanzados tecnológicamente utilizando un escáner cerebral para demostrar que los aromas activan las amígdalas de las personas con depresión de manera más efectiva que las señales verbales, pero, mientras tanto, está entusiasmada con el progreso conseguido. “Si mejoramos la memoria, podemos mejorar la resolución de problemas, la regulación emocional y otros problemas funcionales que las personas con depresión suelen experimentar”, concluye la investigadora.

Actualizado: 16 de febrero de 2024

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