Problemas hepáticos en perros: síntomas y soluciones

El hígado de tu perro puede dejar de funcionar correctamente y provocarle síntomas de distinta gravedad. Conoce las causas de fallo hepático más frecuentes en los canes, cómo identificar el problema y los tratamientos disponibles.
Problemas hepáticos en perros

Por: María Bayón Piedrabuena

Veterinaria clínica de pequeños animales

Actualizado: 28 de octubre de 2022

Enfermedades del hígado en los perros: causas y razas afectadas

El hígado es un órgano que cumple varias funciones vitales: se encarga de la metabolización de hidratos de carbono, proteínas y lípidos, secreta la bilis (necesaria para la digestión y la eliminación de toxinas) a través de las vías biliares y la acumula en la vesícula biliar, almacena vitaminas, minerales y energía en forma de glucógeno, sintetiza factores de coagulación y detoxifica sustancias. Como ocurre en los humanos, el hígado de los perros también puede dejar de funcionar, o no hacerlo correctamente.

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Cualquier perro puede ver afectado su hígado, independientemente de su sexo y edad, si bien algunas razas están predispuestas a trastornos por acumulación de cobre, como el Bedlington terrier, el West Highland o el labrador, y la aparición de neoplasias es más frecuente en perros de más de 10 años.

Enfermedades del hígado en los perros: ilustración

Conoce con más detalle los problemas hepáticos que pueden afectar a tu mascota, cómo identificar sus síntomas y cuál es su tratamiento.

Tipos de problemas de hígados en perros

Las enfermedades hepáticas y de las vías biliares se pueden clasificar en función de la causa que las provoca y de si el daño es agudo o crónico. La hepatitis aguda suele estar inducida por agentes infecciosos o tóxicos, mientras que la hepatitis crónica está causada por problemas dietéticos o neoplásicos. La cirrosis es el estado final de la enfermedad hepática crónica. Algunas de las causas más frecuentes de hepatopatía en el perro son:

  • Infecciosas víricas o parasitarias: leptospirosis, hepatitis canina (adenovirus canino tipo I) o leishmaniosis.
  • Intoxicaciones: por medicamentos como el paracetamol, el fenobarbital o el ketoconazol, edulcorantes como el xilitol, o venenos como el metaldehído.
  • Malformaciones congénitas: el shunt porto-sistémico, que es una comunicación anómala entre vasos sanguíneos hepáticos que vierte las toxinas al torrente circulatorio.
  • Dietéticas: enfermedad por acúmulo de cobre, cálculos biliares.
  • Metabólicas: hepatopatía esteroidea secundaria a hiperadrenocorticismo.
  • Neoplásicas: tumores primarios que se originan en el hígado o las vías biliares, o secundarios por metástasis de otros tumores.
  • Autoinmune: las propias defensas del organismo se vuelven contra el hígado.

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Perro con problema en el hígado

Síntomas de enfermedad hepática en el perro

Los síntomas de fallo hepático en el perro son inespecíficos y pueden confundirse con otras enfermedades. Generalmente, aparecen cuando el daño hepático es moderado o grave, por eso es importante realizar chequeos rutinarios a nuestra mascota. Estos son los síntomas que podemos observar en los trastornos hepáticos o biliares:

  • Vómitos biliares.
  • Inapetencia.
  • Diarrea anaranjada o heces grisáceas.
  • Síndrome polidipsia-poliuria.
  • Ictericia.
  • Dolor cólico, especialmente en caso de masas hepáticas o cálculos biliares.
  • Distensión abdominal por ascitis (acúmulo de líquido en el abdomen) o acúmulo de grasas en el hígado.
  • Tendencia a hemorragias, por defecto de factores de coagulación.
  • Encefalopatía hepática, un grave trastorno neurológico por gran acúmulo de toxinas en el sistema nervioso central, cuyos síntomas son ataxia, debilidad, convulsiones, coma y muerte.
  • Uveítis u “ojo azul” en hepatitis vírica.

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Cómo se diagnostican los problemas de hígado en los perros

Ante la aparición de síntomas compatibles con un problema hepático en el perro, nuestro veterinario deberá realizar analíticas para descartar otras enfermedades y confirmar el fallo hepático, además de concretar su origen.

  • Analítica sanguínea: indicadores de daño celular elevados: transaminasas hepáticas (ALT y AST), fosfatasa alcalina y gammaglutamiltranspeptidasa (GGT). Indicadores de daño funcional: bilirrubina alta, ácidos biliares altos, glucosa, albúmina y urea bajas. Pruebas de coagulación: déficit de factores de coagulación.
  • Analítica de orina: puede ser anaranjada por bilirrubina en orina y aparecer cristales de bilirrubina observables al microscopio.
  • Analítica de heces: coloración anaranjada o verdosa por vertido de jugos biliares o grisáceas si no se vierte ningún jugo por obstrucción biliar.
  • Radiografía y ecografía: útiles para detectar hepatomegalia (hígado agrandado), neoplasias, shunt portosistémico, o cálculos biliares.
  • Citología y biopsia: es la toma de una muestra del hígado para estudiarla al microscopio. Imprescindible para el diagnóstico de neoplasias.
  • Cultivo bacteriológico y PCR: para la detección de bacterias y virus.

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Alimentación de perros con problemas hepáticos

Tratamiento de las enfermedades hepáticas en perros

El tratamiento de los problemas hepáticos del can dependerá de la causa que los origine, pero en cualquier caso irá encaminado a que el hígado no se sature, ayudando a este órgano a depurar toxinas y minimizando el daño oxidativo, controlando los síntomas comunes.

  • Tratamiento farmacológico
    • Antieméticos y protectores gástricos para controlar los vómitos.
    • Antidiarreicos.
    • Coleréticos y colagogos para fluidificar la bilis y mejorar su expulsión.
    • Antibióticos para el tratamiento de las infecciones bacterianas.
    • Quimioterapia en caso de algunas neoplasias como el linfoma.
    • Fluidoterapia, especialmente en hepatitis aguda.
    • Inmunomoduladores, en hepatitis inmunomediadas.
  • Tratamiento quirúrgico
    • La intervención quirúrgica se reserva para la extirpación de masas tumorales aisladas en algún lóbulo hepático. También se intervienen los perros que tienen daño severo en la vesícula biliar, o cálculos que puedan obstruir las vías biliares. En este último caso se realiza una colecistectomía, que es la extirpación de la vesícula biliar. Los avances en medicina veterinaria permiten que esta operación se pueda realizar mediante laparoscopia.
  • Alimentación y complementos nutricionales
    • El cambio a una alimentación baja en proteínas, grasas y cobre es imprescindible para no sobrecargar al hígado. Además, debemos incluir suplementos nutricionales para detoxificar y desinflamar el hígado, como el cardo mariano y la s-adenosilmetionina y antioxidantes como la vitamina E.

Creado: 28 de octubre de 2022

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