El fraude del atún rojo
Prácticas fraudulentas relacionadas con la venta del atún pueden poner en peligro la salud de la población. Conoce los métodos de estafa y los riesgos asociados al consumo de un pescado que no siempre es lo que parece.

Fraude del atún rojo: ¿cómo estafan al consumidor?

Beatriz Robles

Por: Beatriz Robles

Consultora experta en seguridad alimentaria

Actualizado: 4 de mayo de 2023

A nivel europeo no hay una definición específica para el fraude alimentario, pero la Comisión Europea considera fraude todo lo que incluya una “violación de la normativa alimentaria, cometida intencionadamente persiguiendo un beneficio económico a costa de engañar al consumidor”.

En 2013, el Parlamento Europeo manifestó que el pescado es el segundo alimento más susceptible de fraude, solo por detrás del aceite de oliva. El atún es uno de los peces más afectados por esta estafa al consumidor, que puede consumarse de varias formas: desde hacer pasar ejemplares procedentes de la acuicultura por salvajes, a poner en el mercado piezas procedentes de la pesca ilegal, aunque el fraude más común implica hacer pasar una especie por otra de mayor valor, en este caso por atún rojo.

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No se trata de un problema exclusivo de Europa, de hecho un informe de la FAO publicado recientemente recoge diversas investigaciones que reflejan que la identificación errónea de determinadas especies de pescado es una preocupación global.

Estrategias fraudulentas en la venta del atún

Hay distintas prácticas ilegales en torno a la comercialización del atún y todas ellas constituyen un fraude al consumidor, pero en algunos casos, además, suponen un riesgo para la salud pública.

Siempre refiriéndonos a la comercialización del atún a través de canales legales (la venta clandestina no está sometida a ningún tipo de control ni garantía sanitaria), hay varias estrategias prohibidas, en ocasiones encadenadas unas con otras, que reportan grandes beneficios a costa de estafar al consumidor. Estas son las más habituales:

Hacer pasar especies de menor valor (bonito del norte, atún blanco) por otras más rentables (atún rojo)

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Sustituir unas especies por otras de más valor es la práctica más extendida en el fraude alimentario del pescado, y una de las más sencillas de ejecutar. Para complicar aún más el escenario, las prácticas ilegales en torno a la identificación del atún rojo tienen una versión opuesta: comercializar verdadero atún rojo a bajo precio con el nombre de otra especie para sacar al mercado ejemplares procedentes de la pesca furtiva.

Atún de menor calidad

Identificar especies es complejo para los consumidores, pero también lo es para las administraciones encargadas del control. La FAO indica que esto es especialmente difícil cuando el pescado se vende despiezado (como es el caso del atún), porque no podemos ver caracteres morfolóficos como la forma de la cabeza, las aletas o la cola, que se usan para identificar las especies.

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Pero incluso cuando se vende entero, la propia FAO reconoce que el reconocimiento no es infalible. La identificación más precisa requiere de métodos analíticos moleculares capaces de determinar inequívocamente la especie a partir del ADN; técnicas que, por supuesto, no están al alcance del consumidor.

En qué consiste el fraude

Una investigación del CSIC desarrollada en 2017 en Barcelona detectó que en el 40% de las muestras comercializadas por mayoristas la especie de atún etiquetada no se correspondía con la identificada por medio del ADN. El fraude se mantenía en el resto de la cadena (distribuidores, restaurantes). El 73% de las sustituciones consistían en hacer pasar otras especies por atún rojo.

Es fácil comprender el rendimiento económico de este fraude viendo los datos del estudio del CSIC que indican, por ejemplo, que mientras que el patudo (Thunnus obesus) tiene un precio de 8€/kilo, si se vende como atún rojo (Thunnus thynnus) incrementa su valor hasta los 20€/kilo. Igualmente, el atún claro (Thunnus albacares) se vende a 12€/kilo, pero identificado como atún rojo duplica su valor.

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Vender atún congelado en salmuera destinado a la elaboración de conservas como si fuera fresco

La legislación europea establece diferencias en las prácticas de congelación que se pueden llevar a cabo en los buques cuando se captura pescado. El pescado tiene que ser congelado a una temperatura igual o inferior a -18ºC y mantenido a esa temperatura. Sin embargo, si el producto va a comercializarse enlatado, se permite una congelación en salmuera a una temperatura igual o inferior a -9ºC.

Atún enlatado

Una parte del sector de la pesca interpreta que la norma no prohíbe que el pescado inicialmente así congelado pueda almacenarse a -18ºC y destinarse a otros consumos, pero la Comisión Europea deja claro que la congelación en salmuera a -9ºC es un tratamiento excepcional que solo puede aplicarse en los pescados que van a venderse en conserva.

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Además, es obligatorio que los productos de la pesca que hayan sido congelados y se vendan descongelados indiquen en su etiquetado la palabra ‘descongelado’.

En qué consiste el fraude

En 2016, la Comisión Europea fue informada de que en España se estaba comercializando atún congelado y destinado a conserva como si fuera fresco, y exigió a nuestro país que se tomasen medidas de control para acabar con esta situación.

En una operación desarrollada en 2018, la Guardia Civil incautó 45 toneladas de atún que se pretendía vender siguiendo esta táctica. El pescado se trataba como si fuese a ser enlatado y una parte, en efecto, se vendía a empresas conserveras, pero los excedentes se comercializaban descongelados por canales ilegales como si fueran frescos. De esta forma, el precio pasaba de menos de 3€/kilo a más de 14€/kilo.

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Poner en el mercado ejemplares en mal estado, manipulados para darles apariencia óptima

La forma más burda de fraude consiste en sacar a la venta atunes una vez superada su vida útil (y, por lo tanto, no aptos para consumo humano), alterando su aspecto para hacerlos pasar por frescos. En octubre de 2018, la Guardia Civil detuvo a 79 personas, algunas de ellas relacionadas con grandes grupos empresariales, implicadas en la venta ilegal de pescado que no cumplía las especificaciones higiénicas.

Atún en mal estado

Es la práctica más llamativa desde el punto de vista de la seguridad alimentaria, y la que conlleva los riesgos más evidentes. Sin embargo, el resto de estafas también comprometen la salud de los consumidores.

En qué consiste el fraude

Las empresas implicadas falsifican documentación para hacer pasar por legales los atunes capturados clandestinamente. Para facilitar la venta lo comercializaban a un precio inferior al del mercado pero, aun así, los beneficios rondan los 23 millones de euros anuales.

Creado: 13 de marzo de 2019

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