El embarazo puede causar una miopía transitoria

Las alteraciones hormonales que se desarrollan en el organismo durante el embarazo también pueden ocasionar una miopía leve y transitoria en mujeres que antes de la gestación no tenían problemas visuales.
El embarazo puede causar una miopía transitoria

Las alteraciones hormonales que se desarrollan en el organismo durante el embarazo también pueden ocasionar una miopía leve y transitoria en mujeres que antes de la gestación no tenían problemas visuales. Este fenómeno se debe –como explica la Dra. Carmen García-Franco, oftalmóloga del Hospital Puerta de Hierro de Madrid– a que durante la gestación se produce una retención de líquidos que provoca que la córnea y el cristalino aumenten de grosor y curvatura, originando esta pérdida de visión.

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Esta miopía, que puede pasar desapercibida en algunos casos, aparece generalmente tras el primer trimestre de embarazo, y desaparece progresivamente unas seis u ocho semanas tras el parto. Sin embargo, en las mujeres que antes de la gestación tenían una miopía elevada, el aumento de dioptrías puede ser permanente, lo que se debe no solo a la retención de líquidos, sino también al incremento de estrógenos, que puede causar un aumento del tamaño del globo ocular, que se traduce en alteraciones de la visión.

En las mujeres que tenían una miopía elevada antes de quedarse embarazadas el aumento de dioptrías puede ser permanente

Las mujeres embarazadas con miopía elevada también son más propensas a sufrir un desprendimiento de retina, tanto en el último tramo de la gestación como durante el parto, por lo que los expertos recomiendan que se realicen controles periódicos de la vista, algo todavía más importante si se trata de pacientes con diabetes, ya que ellas tienen un mayor riesgo de desarrollar una retinopatía diabética porque uno de los factores de riesgo de esta afección es precisamente el embarazo.

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Siempre que exista una patología ocular es necesario acudir al especialista, al igual que si se observa cualquier síntoma extraño como una pérdida de visión, sensación de sequedad o fatiga ocular, visión doble o borrosa, dolor de cabeza más frecuente de lo habitual, manchas en el campo de visión, etcétera. Además, las mujeres que usen lentillas deben tener en cuenta que el embarazo también reduce la tolerancia a las lentes de contacto por modificaciones en la curvatura de la córnea, por lo que es conveniente que consulten con su oftalmólogo.

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Actualizado: 23 de marzo de 2022

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