Tratan con éxito la depresión severa invirtiendo las señales cerebrales

Descubren que una alteración en la comunicación entre dos áreas del cerebro provoca depresión severa y que un tipo de estimulación magnética puede corregir ese flujo anormal en pacientes que no responden a otros tratamientos.
Ilustración de los dos hemisferios cerebrales

17/05/2023

El problema de salud mental más frecuente en España es el trastorno de ansiedad, que afecta al 6,7% de población (8,8% en mujeres, 4,5% en hombres), según datos del Ministerio de Sanidad, mientras que el trastorno depresivo lo padece el 4,1% de la población (5,9% en mujeres y 2,3% en hombres), y su incidencia aumenta progresivamente con la edad llegando a afectar al 12% de las mujeres y al 5% de los hombres de 75 a 84 años.

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Muchos pacientes con depresión severa no responden a los tratamientos disponibles, pero un nuevo estudio liderado por científicos de Stanford Medicine podría suponer una nueva esperanza para ellos porque ha revelado por qué la estimulación magnética transcraneal puede ser una estrategia terapéutica muy útil para combatir este trastorno psiquiátrico, al descubrir que el secreto de su eficacia se basa en que logra corregir el flujo anormal de señales cerebrales en estas personas.

Los potentes pulsos magnéticos aplicados al cuero cabelludo para estimular el cerebro pueden proporcionar un alivio rápido a muchas personas con graves síntomas depresivos en las que han fallado los tratamientos tradicionales. Hasta ahora, sin embargo, se desconocía cómo actuaba la estimulación magnética transcraneal (EMT) para tratar la depresión y lo que han descubierto los autores del trabajo es que esta terapia funciona invirtiendo la dirección de las señales cerebrales anormales.

Cuando los pacientes deprimidos fueron tratados con SNT, el flujo de la actividad neuronal cambió a la dirección normal en una semana, y esto coincidió con la desaparición de su depresión

Sus hallazgos se han publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) y sugieren también que las corrientes regresivas de actividad neuronal entre áreas clave del cerebro se podrían utilizar como un biomarcador que facilitara el diagnóstico de la depresión. “La principal hipótesis ha sido que la EMT podría cambiar el flujo de la actividad neuronal en el cerebro”, ha declarado el Dr. Anish Mitra, becario postdoctoral en psiquiatría y ciencias del comportamiento. “Pero, para ser honesto, era bastante escéptico. Quería probarlo”.

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Modificar la actividad cerebral relacionada con la depresión mayor

Mitra había desarrollado una herramienta matemática para analizar imágenes de resonancia magnética funcional, o fMRI, en el laboratorio de Mark Raichle en la Universidad de Washington en Saint Louis, que por lo general se usa para localizar áreas activas en el cerebro. El nuevo análisis utilizó diferencias mínimas en el tiempo entre la activación de diferentes áreas para revelar también la dirección de esa actividad.

Mitra y Raichle se asociaron con el Dr. Nolan Williams, profesor asociado de psiquiatría y ciencias del comportamiento, cuyo equipo ha avanzado en el uso de la estimulación magnética personalizada en función de la anatomía del cerebro de cada paciente para tratar la depresión profunda. El tratamiento ha sido aprobado por la FDA (Agencia de Alimentación y Medicamentos de Estados Unidos), se conoce como terapia de neuromodulación de Stanford (SNT), e incorpora tecnologías de imágenes avanzadas para guiar la estimulación con patrones de dosis altas de pulsos magnéticos que pueden modificar la actividad cerebral relacionada con la depresión mayor. En comparación con la EMT tradicional, que requiere sesiones diarias durante varias semanas o meses, SNT funciona en un cronograma acelerado de 10 sesiones cada día durante solo cinco días.

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En la investigación han participado 33 pacientes diagnosticados con un trastorno depresivo mayor resistente al tratamiento. A 23 de ellos se les administró tratamiento SNT y los otros 10 recibieron un tratamiento simulado que imitaba SNT, pero sin estimulación magnética. Los datos de estos pacientes se compararon con los de 85 individuos sanos sin depresión que actuaron como grupo de control.

Cuando los investigadores analizaron los datos de fMRI en todo el cerebro, se destacó una conexión. En el cerebro normal, la ínsula anterior –una zona que integra las sensaciones corporales– envía señales a una región que controla las emociones, la corteza cingulada anterior. “Se podría pensar que la corteza cingulada anterior recibe esta información sobre el cuerpo, como la frecuencia cardíaca o la temperatura, y luego decide cómo sentirse sobre la base de todas estas señales”, afirma Mitra.

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Sin embargo, en las tres cuartas partes de los participantes con depresión, el flujo típico de actividad se invirtió: la corteza cingulada anterior enviaba señales a la ínsula anterior. Comprobaron que cuanto más grave era la depresión, mayor era la proporción de señales que viajaban en sentido contrario. “Lo que vimos es que quién es el remitente y quién es el receptor en la relación parece realmente importar en términos de si alguien está deprimido”, dijo Mitra, que añade: “Es casi como si ya hubieras decidido cómo te ibas a sentir, y luego todo lo que estabas sintiendo se filtró a través de eso”. “Eso es consistente con la forma en que muchos psiquiatras ven la depresión”. “Incluso las cosas que suelen ser bastante agradables para un paciente de repente no le brindan ningún placer”.

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Cuando los pacientes deprimidos fueron tratados con SNT, el flujo de la actividad neuronal cambió a la dirección normal en una semana, y esto coincidió con la desaparición de su depresión. Los pacientes con la depresión más severa y las señales cerebrales peor dirigidas tenían más probabilidades de beneficiarse del tratamiento. “Podemos deshacer la anomalía espacio-temporal para que los cerebros de los pacientes se comporten como los de los controles normales y saludables”, asegura Williams.

Un reto en el tratamiento de la depresión ha sido el desconocimiento de sus mecanismos biológicos, ya que no existen prueba médica que ayuden a determinar cuál es la mejor terapia en cada caso. “Esta es la primera vez en psiquiatría donde este cambio particular en una biología, el flujo de señales entre estas dos regiones del cerebro, predice el cambio en los síntomas clínicos”, ha destacado Williams.

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Aunque no todas las personas con depresión presentan este flujo anormal de actividad neuronal y puede ser infrecuente en pacientes con una depresión menos grave –ha señalado Williams–, incluso así podría servir como un biomarcador importante para clasificar el tratamiento del trastorno. “Los datos de fMRI que permiten un tratamiento de precisión con SNT se pueden usar como un biomarcador para la depresión y como un método de orientación personalizada para tratar su causa subyacente”. “Cuando encontramos a una persona con depresión severa, podemos buscar este biomarcador para decidir la probabilidad de que responda bien al tratamiento con SNT”, concluye Mitra.

Actualizado: 17 de mayo de 2023

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