¿Felices 45? Crisis emocional en las mujeres de mediana edad

Actualizado: 14 de noviembre de 2025
Alcanzar la mediana edad es un hito vital importante y que se asocia con muchas cosas buenas en lo familiar, profesional y personal. Sin embargo, las diferencias de género pueden hacer que la forma en la que se asimila la madurez por parte de hombres y mujeres sea diferente, como también lo es la interpretación que hace la sociedad de la edad madura de unos y otras. En este artículo os quiero hablar de las que salen peor paradas a nivel emocional, no sólo por cómo ellas lo procesan, sino también –no nos engañemos– por cómo la sociedad las percibe.
No nos cansamos de oír y ver en redes lo maravillosa que está una mujer que alcanza la mediana edad, en torno a los 45-50 años. Pero ¿de verdad esto es así? No hemos preguntado por qué muchas de ellas experimentan un vacío increíble cuando se encuentran en esa etapa, o por qué muchas miran atrás y se preguntan: “en dónde he quedado yo” cuando ven a sus parejas que han triunfado profesionalmente o disfrutando de esos hobbies que han mantenido durante etapas previas, o cuando ven que sus hijos ya no las necesitan porque entran en la etapa de la adolescencia, etcétera.
¿No será que no ha habido tiempo para ellas, para su desarrollo? ¿No será también que la sociedad las exige demasiado? ¿Hemos echado un vistazo al canon de belleza que se exige a una mujer “bella”: sin arrugas, estirada y con una buena mata de pelo, frente al de los hombres maduros con esas arrugas y canas que les hacen tan “interesantes” y que precisamente las mujeres no se pueden permitir porque parece que se “dejan”? Chicas, vamos a hablar de todas esas cosas que nos afectan…
El impacto emocional en las mujeres de llegar a los 45 años
¿Cómo te imaginabas con 45 años? Muchas os sentiréis muy lejos de lo que pensabais, al menos en alguno de los planos de vuestra vida (profesional, familiar, etcétera), e incluso las que os encontréis más cerca de lo que esperabais estoy segura de que en algún momento de vuestro desarrollo habéis pensado que algo, alguien, la situación, el destino…, os ha puesto la zancadilla para no acabar de ser como os hubiera gustado. Por ello, no son pocas las mujeres de esta edad que me comentan sentimientos cotidianos de vacío, frustración, soledad y tristeza.
Lo peor de todo es que estos sentimientos coexisten con una etapa vital altamente exigente aún; les queda por delante mucha vida laboral en la que tienen que seguir peleando o mantenerse. Y, mucho peor aún, si no han encontrado trabajo o el que tienen es precario, ya que sienten que no saben cómo justificar el tiempo que no han trabajado (en muchos casos concedido a la crianza de los hijos).
Si tienen hijos, estos suelen estar en la etapa de la adolescencia, lo que por un lado les produce la sensación de no ser necesarias, al mismo tiempo que tienen que seguir gestionando conflictos, etcétera. Y ellas se encuentran ahí, abrumadas ante un ritmo del que no pueden descolgarse, a la vez que decaídas ante un sentimiento de pérdida del tiempo vivido y del que les queda por vivir si no le ponen remedio.
Muchas descubren que su vida ha estado dedicada al trabajo y a su familia. Se dan cuenta de que “se dejaron de lado”. Fueron grandes cuidadoras que nunca pidieron ser cuidadas. Y, ahora, no saben cómo “se pide que te cuiden”. Se plantean incluso si tienen derecho a hacerlo. Son conscientes de que no tienen aficiones por “su culpa” (claro), porque “no les gusta nada”, cuando ni siquiera se plantearon probar algo. Sus parejas tienen sus aficiones o hábitos que les satisfacen y sus hijos sus extraescolares o sus planes fuera de casa, pero ellas no tienen plan, ni hobbies, ni ganas o energía para tenerlos.
Y no debemos olvidar a aquellas que no tienen pareja, ni hijos, y lo hubieran deseado. Se enfrentan a la imposibilidad de conseguirlos ante una sociedad que castiga lo “mayor”, y más si se es mujer. En muchos casos, estas mujeres experimentan grandes dosis de arrepentimiento y nostalgia cuando miran atrás. No es de extrañar que ante estas emociones aparezcan trastornos emocionales como la depresión, que dificulta salir de este ciclo de pensamiento negativo y poner manos a la obra para solucionarlo.
Factores que afectan al bienestar emocional de las mujeres de mediana edad
El malestar emocional y los sentimientos negativos que vivencian algunas mujeres de mediana edad tiene que ver con diferentes factores que aparecen en esta etapa, como los que se describen a continuación:
- Mayor independencia de los hijos, que frecuentemente ya son adolescentes y suponen una fuente de estrés añadido, a la vez que piden autonomía, lo que las hace sentirse innecesarias, e incluso ver amenazado su rol de madre.
- Si deseaban tener una pareja e hijos y no los tienen, experimentan una sensación de fin de oportunidades para tenerlos.
- Relacionados con el trabajo: sensación de estancamiento profesional, altos niveles de estrés mientras sus energías disminuyen, dificultades para encontrar un trabajo si no lo tenían o el suyo no las satisface.
- Falta de aficiones y hábitos que mejoren su bienestar: aquellas que han sido grandes cuidadoras se encargaban de que la familia funcionase. Se ocupaban de la agenda de actividades y diferentes aspectos de la familia mientras el resto de sus miembros se desarrollaba a nivel profesional, social, personal y académico. Ahora todos tienen sus aficiones, amigos, planes…, y ellas no tienen nada. Al ser sus hijos mayores tampoco tienen contacto con otras madres, por lo que ven reducidas sus posibilidades para mantener relaciones sociales.
- Edad avanzada de sus padres: los abuelos empiezan a envejecer de forma notable y desarrollan enfermedades graves o fallecen.
- Posibles divorcios: es una etapa en la que las parejas se plantean si quieren seguir juntos toda la vida. Algunos optan por divorciarse de personas con las que llevan mucho tiempo, lo que produce desubicación y tristeza, por no hablar de las complicaciones añadidas cuando se tienen hijos.
- Cambios físicos relacionados con la vejez: como hemos señalado, el canon de belleza de la mujer es el de una apariencia joven y tersa, castigándose las arrugas o las canas, a diferencia de cómo se ven estos cambios estéticos en los hombres.
- Perimenopausia y las alteraciones hormonales asociadas que afectan negativamente al estado de ánimo.

Consejos para reducir el malestar emocional al llegar a los 45
La edad no podemos cambiarla y vamos a seguir cumpliendo años, pero sí podemos adoptar una actitud positiva y proactiva para aprovechar y disfrutar de esta nueva etapa de la vida. Para ello, te voy a dar unos consejos para reducir el malestar emocional al llegar a los 45:
- Acepta la etapa en la que estás y dale la bienvenida: hay que querer lo que se tiene.
- Revisa tus creencias sobre el proceso de envejecer: todos estamos influenciados por cómo envejecieron nuestros mayores. Apóyate en los que te gustaron, pero recuerda que los tiempos han cambiados y ahora se envejece de otra forma mucho más activa y saludable.
- Disfruta de tus logros. No solo eres valiosa por ti misma, sino que has participado en que otros también lo sean. Tu paso por aquí no ha sido en vano.
- Tienes recorrido por delante: piensa lo qué quieres para ti; es el momento de reflexionar sobre ello. No tienes por qué responder enseguida, pero recuerda todo aquello que te hubiera gustado hacer y no has hecho por falta de tiempo. Verás que no hay tantas cosas a las que no puedas engancharte ahora. Es importante que encuentres un propósito. Y hazlo antes de que te jubiles para que la jubilación no suponga otro nuevo bache emocional.
- Autocuidado: te toca cuidarte. Come y duerme bien, muévete más, y apúntate a actividades que te atraigan (senderismo, viajes, conciertos, teatro, visitar museos, reuniones de amigos…), ponte guapa y cómprate ropa bonita.
- Si tienes pareja es el momento del reencuentro. Si tiene muchos planes y tú no, hazle ver cómo necesitas que te incluya en ellos; disfrutar de actividades en común y de un espacio solo para los dos contribuirá a que os sintáis satisfechos de haber formado una familia.
- Intenta conocer gente nueva: apuntarte a actividades de tu agrado te ayudará a encontrarte con personas con gustos similares. También puedes proponer salir a tomar algo a gente con quien tengas confianza. Y, si te gusta, apúntate a un voluntariado donde habrá personas con objetivos comunes a los tuyos.
- Seguro que este malestar se acaba ordenando, pero si, por lo contrario, cada vez te sientes más decaída, sola, aislada, con sentimientos de vacío, llanto, o dificultades para dormir, acude a un psicólogo para que te ayude a reencontrarte y construir en esta etapa.
Creado: 14 de noviembre de 2025










