Por qué los niños nacidos por reproducción asistida deben saberlo

Los niños nacidos por donación de óvulos o semen, o maternidad subrogada, disfrutan de bienestar psicológico y buenas relaciones familiares a los 20 años, aunque es mejor que conozcan pronto su origen biológico, según un estudio.
Concepto de reproducción asistida

14/04/2023

La infertilidad afecta al 17,5% de la población –alrededor de una cada seis personas–, según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), por lo que no es de extrañar que las técnicas de reproducción asistida sean muy demandadas y en España, por ejemplo, estos tratamientos han aumentado un 28% en los últimos años, como muestran los datos del Ministerio de Sanidad y la Sociedad Española de Fertilidad (SEF).

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Conocer la evolución de los niños que han nacido por una de estas técnicas en las que interviene un donante, como la donación de óvulos o semen o la maternidad subrogada, ha sido el objetivo de un trabajo realizado por investigadores de la Universidad de Cambridge, que es el primero que evalúa los efectos a largo plazo de diferentes tipos de reproducción asistida en la crianza y el desarrollo de estos pequeños, y en investigar prospectivamente qué impacto tiene la edad a la que se comunicó a estos niños su origen biológico.

Los autores no han encontrado diferencias en el bienestar psicológico o la calidad de las relaciones familiares entre los nacidos por reproducción asistida y los nacidos de forma natural cuando tenían 20 años. De hecho, los hallazgos –que coinciden con evaluaciones previas a los menores a la edad de uno, dos, tres, siete, diez y 14 años– indican que el hecho de que no exista una conexión biológica entre padres e hijos no afecta a su relación ni al estado psicológico del hijo cuando llega a la edad adulta.

“Parece haber un efecto positivo de ser abierto con los niños acerca de su concepción antes de que vayan a la escuela. Es algo que también han demostrado los estudios de familias adoptivas”

Los resultados se han publicado también sugieren que es conveniente explicar a los niños cuál es su origen biológico antes de que comiencen a ir a la escuela porque esto puede beneficiar las relaciones entre los miembros de la familia y favorecer su desarrollo emocional. “A pesar de las preocupaciones de la gente, las familias con niños nacidos a través de reproducción asistida por terceros, ya sea un donante de óvulos, un donante de esperma o un sustituto, están bien hasta la edad adulta”, afirma Susan Golombok, profesora emérita de Family Research y ex directora del Centro de Investigación Familiar de la Universidad de Cambridge, que ha dirigido el estudio.

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Explicar a los niños su origen mejora el bienestar de padres e hijos

Los investigadores siguieron a 65 familias del Reino Unido con niños nacidos por reproducción asistida (22 por maternidad subrogada, 17 por donación de óvulos y 26 por donación de esperma) desde la infancia hasta los 20 años y compararon a estas familias con 52 familias con hijos concebidos de forma natural durante el mismo período.

Observaron que las madres que les habían contado a sus hijos sus orígenes biológicos en la edad preescolar tenían relaciones más positivas con ellos y además ellas presentaban niveles más bajos de ansiedad y depresión. La mayoría de los padres habían informado de ello a los niños cuando estos tenían cuatro años y comprobaron que se tomaban bien la noticia, lo que sugiere que es mejor que lo sepan cuando son pequeños.

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También encontraron que las madres que habían revelado a sus hijos su origen a los siete años obtuvieron puntajes ligeramente más positivos en la calidad de las relaciones familiares, en sus sentimientos hacia el joven y en la comunicación familiar. Por ejemplo, solo el 7% de las madres que lo habían revelado a los siete años refirieron problemas en las relaciones familiares, en comparación con el 22% de las que lo habían revelado después de esa edad.

Por otra parte, los jóvenes a los que se les había hablado de sus orígenes antes de los siete años obtuvieron puntuaciones ligeramente más positivas en el cuestionario de aceptación de los padres (percepción de los adultos jóvenes sobre los sentimientos de la madre hacia ellos), comunicación (hasta qué punto se sienten escuchados, saben lo que sucede en su familia y reciben respuestas sinceras a las preguntas), y el bienestar psicológico. También eran menos propensos a reportar problemas en el cuestionario de relaciones familiares; así, el 50% de los adultos jóvenes a los que se les dijo después de los siete años reconocieron tener este tipo de problemas, en comparación con el 12,5% de los que se les dijo antes de los 7 años.

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Otro de los hallazgos fue que las madres cuyos hijos fueron concebidos por donación de óvulos reportaron relaciones familiares menos positivas que aquellas con hijos concebidos por donaron de semen, lo que sugieren que podría ser debido a las inseguridades de algunas madres frente a la ausencia de una conexión genética con su hijo, aunque esto no se reflejó en las percepciones de los adultos jóvenes sobre la calidad de las relaciones familiares.

Los investigadores también observaron que los adultos jóvenes concebidos por donación de semen refirieron que la comunicación familiar era más limitada en comparación con lo informado por aquellos concebidos por donación de óvulos. Esto podría explicarse por el mayor secretismo en torno a la donación de esperma que en la donación de óvulos porque los padres suelen ser más reticentes que las madres a revelar a sus hijos que no son sus padres biológicos, y a que hay mayor resistencia a hablar sobre el tema una vez que se ha revelado.

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Querer tener hijos es mucho más importante que el vínculo genético

“Parece haber un efecto positivo de ser abierto con los niños acerca de su concepción cuando son jóvenes, antes de que vayan a la escuela. Es algo que también han demostrado los estudios de familias adoptivas”, señala Golombok. “Hoy en día hay tantas más familias creadas por reproducción asistida que parece bastante común, pero hace veinte años, cuando comenzamos este estudio, las actitudes eran muy diferentes. Se pensaba que tener un vínculo genético era muy importante y que sin uno las relaciones no funcionarían bien”. “Esta investigación significa que tener hijos de maneras diferentes o nuevas en realidad no interfiere con el funcionamiento de las familias, y que querer tener hijos parece triunfar sobre todo: es lo que realmente importa”, concluye.

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De la misma opinión es Rita Vassena, Cofundadora y CEO de Fecundis, empresa de desarrollo de tratamientos de reproducción asistida, y previamente directora científica del Grupo Eugin, que ha declarado a SMC España: “Se temía, y a veces se sigue temiendo, que los niños nacidos por técnicas de reproducción asistida que no tienen un vínculo genético con sus padres puedan tener desajustes psicológicos parecidos a los que se conocen en niños adoptados. Este estudio, y los otros de la misma serie, nos dicen que ese temor no tiene fundamento en los datos reales y que, a pesar de compartir con los niños adoptados la falta de conexión genética con los padres, su ajuste es positivo y parecido a los de los niños de familias que conciben sin recurrir a tratamientos de reproducción asistida.

Es un estudio que proporciona tranquilidad para las familias [que recurren a la reproducción asistida] y que podrá ayudar en la toma de decisión a parejas que se enfrentan a las dudas y las preocupaciones específicas que conlleva el recurrir a un tratamiento de reproducción asistida con gametos procedentes de donación.

Actualizado: 21 de abril de 2023

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