Dos de cada tres mujeres ganan demasiado o muy poco peso durante el embarazo

20/11/2025
Un análisis que incluye a 1,6 millones de mujeres y se acaba de publicar en The BMJ revela que alrededor de dos tercios de los embarazos (68%) presentan un aumento de peso por encima o por debajo de lo recomendado. Estas desviaciones se asocian con complicaciones como parto prematuro, bebés con peso elevado al nacer o necesidad de ingreso en cuidados intensivos.
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Las investigadoras principales, Helene Teede y Rebecca Godstein, señalan que estos resultados refuerzan la urgencia de contar con estándares internacionales actualizados para guiar el aumento de peso gestacional (GWG, por sus siglas en inglés), junto con medidas de salud pública y apoyo al estilo de vida que mejoren los resultados maternos y neonatales en todo el mundo.
El aumento de peso insuficiente o excesivo durante el embarazo –que refleja el crecimiento combinado de la madre y el bebé– se ha relacionado desde hace años con mayores probabilidades de problemas de salud, tanto para la mujer, como para el recién nacido, riesgos que pueden prolongarse en el tiempo.
Estándares globales de aumento de peso saludable durante la gestación
La mayoría de los países sigue utilizando las recomendaciones del Institute of Medicine que se elaboraron en los años 80 basándose en datos de mujeres mayoritariamente blancas de países ricos. Por eso, no reflejan la diversidad étnica y socioeconómica actual, ni factores ambientales contemporáneos, como la mayor disponibilidad de alimentos poco saludables o el aumento global del índice de masa corporal (IMC).
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Para corregir esta situación, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha puesto en marcha una iniciativa para crear estándares globales de aumento de peso saludable durante la gestación, adaptados a contextos muy distintos.
Con este objetivo, el nuevo estudio analizó datos de 40 investigaciones observacionales realizadas entre 2009 y 2024, con mujeres mayores de 18 años procedentes de cinco de las seis regiones definidas por la OMS. El 90% de los estudios incluidos se consideraron de alta calidad.
La mitad de las participantes tenía un IMC saludable antes del embarazo, mientras que un 6% presentaba bajo peso, un 19% sobrepeso y un 22% obesidad. Solo un tercio (32%) ganó el peso considerado adecuado; un 23% engordó menos de lo recomendado y un 45% más de lo aconsejado.
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Riesgos asociados a ganar demasiado peso o no lo suficiente
Según los criterios de la OMS, engordar por debajo de lo recomendado se relacionó con un menor riesgo de cesárea, bebés grandes para la edad gestacional y macrosomía, pero aumentó la probabilidad de parto prematuro, bajo peso al nacer, bebés pequeños para su edad gestacional y problemas respiratorios.
En cambio, un aumento de peso por encima del rango aconsejado se asoció con más riesgo de cesáreas, trastornos hipertensivos del embarazo, macrosomía, bebés grandes para su edad gestacional, mayor peso al nacer y necesidad de ingreso neonatal. Eso sí, redujo la probabilidad de parto prematuro y de bebés demasiado pequeños.
En los estudios realizados en Asia se observaron patrones similares utilizando rangos de IMC específicos para esa región. Las autoras señalan algunas limitaciones, como las diferencias en la forma de clasificar el IMC y el aumento de peso entre estudios, y la escasez de datos procedentes de países de bajos ingresos. También reconocen que factores no medidos —como el tabaquismo, la edad materna o el origen étnico— podrían haber influido en los resultados.
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Aun así, concluyen que estos datos “respaldan la necesidad de desarrollar estándares internacionales optimizados, basados en evidencia sólida y aplicables a todas las categorías de IMC en poblaciones diversas y actuales”. Consideran que estas guías son esenciales para mejorar la salud de madres y bebés en todo el mundo.
En un editorial relacionado, Annick Bogaerts y Dominika Osicka destacan que, aunque la revisión confirma conocimientos conocidos, también muestra una gran variabilidad entre regiones y categorías de IMC que desafía la visión rígida que sigue dominando muchas guías clínicas. Por ello, proponen adoptar un enfoque más flexible, centrado en los patrones de aumento de peso, sus causas y un acompañamiento personalizado que no culpabilice a las mujeres. “Sin estrategias de salud pública amplias y continuadas a lo largo de la vida, la epidemia de obesidad seguirá pasando de una generación a otra”, advierten. “Los gobiernos y las agencias internacionales deben actuar ya para apoyar la salud de las mujeres antes, durante y después del embarazo, garantizando que la próxima generación herede oportunidades, no riesgos”.
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Yolanda Cabello, embrióloga clínica independiente y consultora en reproducción asistida, profesora del máster en dirección Sanitaria y Gestión Clínica de la Universidad Internacional de Valencia, que no ha participado en el estudio, ha señalado en declaraciones a SMC España: “Este trabajo muestra que las asociaciones básicas entre la ganancia de peso durante el embarazo y los resultados de la gestación se mantienen en poblaciones contemporáneas y más diversas, pero también subraya la necesidad de actualizar umbrales y adaptar recomendaciones por región/etnia”.
“Las implicaciones que puede haber para la salud pública podrían ser: reforzar el cribado y la monitorización de la ganancia de peso gestacional como indicador clínico útil; priorizar intervenciones basadas en el estilo de vida, como podría ser hacer recomendaciones sobre la alimentación, la actividad física o el apoyo psicosocial, dirigidas a prevenir tanto el exceso como el déficit de ganancia de peso en el embarazo, y promover que la OMS finalice las recomendaciones, teniendo estándares globales basados en datos individuales y representativos que permitan orientar políticas y programas en poblaciones y contextos diversos”.
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“No hay un cálculo exacto que relacione el coste de las consecuencias económicas de los neonatos con problemas derivados de la ganancia de peso durante el embarazo, tanto por encima como por debajo de las recomendaciones, pero se puede hacer una estimación razonable con los datos existentes y señalar qué es más coste-efectivo en términos de sistema sanitario”.
“Según el Ministerio de Sanidad español, el coste medio de hospitalización para un neonato de muy bajo peso (500-1.000g) es de 52.508,5 € por ingreso. Otro estudio señala que tratar bebés prematuros (muy inmaduros) es uno de los procesos más caros del Sistema Nacional de Salud. Además, eventos obstétricos como partos prematuros entre 28 y 32 semanas tienen un coste medio por paciente (neonatal) de aproximadamente 44.709 € según un análisis de costes obstétricos/neonatales. El coste para el sistema público por tener que tratar neonatos con complicaciones derivadas del sobrecrecimiento fetal, como por ejemplo macrosomía, ingreso UCI o intervenciones necesarias, puede ser muy alto por cada caso grave, por lo que implicaría decenas de miles de euros por neonato sumando su estancia en UCI, el tratamiento, y su seguimiento. Si se redujera solo una parte de los casos graves que sean consecuencia de la GWG, (que quizás no son muy elevados) a través de un mejor control materno, el ahorro podría ser significativo. Por lo tanto, se podría concluir que las intervenciones para controlar la ganancia de peso durante el embarazo tendrían un coste, pero resultarían mucho más baratas por mujer que el coste de atención de un neonato o su madre con complicaciones graves”.
Actualizado: 19 de noviembre de 2025










