Un chasquido, un intenso dolor en la rodilla, dificultad para apoyar la pierna… son algunos de los síntomas más comunes ante una rotura de ligamento cruzado. Te explicamos cómo se trata esta lesión.
Cuando un deportista sufre esta dolorosa lesión, los principales síntomas para identificar una rotura de ligamento cruzado son:
Notar un chasquido.
Sentir un intenso dolor en la zona, que puede hincharse.
Dificultad para apoyar la pierna o desplazarse con normalidad.
Inestabilidad en la articulación de la rodilla.
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Cierta inestabilidad en la marcha, sobre todo si se levanta peso.
Puede producirse un derrame en caso de rotura del ligamento cruzado.
Diagnóstico de ligamento cruzado
Tras realizar la correspondiente exploración física –comparando ambas rodillas, y comprobando si hay inflamación, sensibilidad y el grado de amplitud de movimiento de la articulación– para determinar el diagnóstico de la rotura del cruzado el especialista debe realizar varias pruebas.
Cajón Anterior: es la más común, en ella el paciente flexiona la rodilla a 30 grados, y el médico se arrodilla junto a la parte externa de la pierna afectada y estabiliza el muslo con una mano mientras con la otra realiza una tracción suave sobre la región proximal de la tibia. Si la tibia se desplaza hacia delante es que hay desgarro del ligamento cruzado anterior (LCA).
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Estudio radiológico en dos planos: tiene como fin descartar arrancamientos óseos o fracturas de las inserciones de los ligamentos.
Resonancia magnética: es la prueba más indicada para una correcta valoración de la lesión, especialmente si hay hematoma interno o signos de daños a otras estructuras, como el cartílago, y permite también verificar la extensión de la lesión.