Neuroma de Morton
No todos los dolores en la planta del pie se deben a una fascitis plantar, la inflamación de un nervio puede ser igual de molesta. Conoce el neuroma de Morton, una patología que se esconde entre los dedos de los pies.

Tratamiento del neuroma de Morton

Julián Martínez San Juan, osteópata

Por: Julián Martínez San Juan

Osteópata, quiromasajista deportivo y técnico superior deportivo

Actualizado: 22 de septiembre de 2022

Como en cualquier otra lesión, en el neuroma de Morton el primer remedio pasa por los tratamientos menos invasivos y agresivos, los no quirúrgicos. A este respecto, podemos encontrar recomendaciones médicas sencillas de seguir y aplicar y en ocasiones suficientes para paliar las molestias generadas por esta patología. Consejos como el uso de ortesis (plantillas ortopédicas) especialmente diseñadas para contrarrestar el neuroma de Morton, o cambiar el tipo de zapato por uno de horma más ancha que evite la compresión de la zona metatarsiana pueden aliviar el dolor en mayor o menor medida.

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Para tratar el neuroma de Morton estaría indicado también el uso de un vendaje neuromuscular localizado (una cincha en la zona metatarsiana), la aplicación de fisioterapia y crioterapia.

Fuera de estos tratamientos más conservadores, podemos acudir a la farmacología, empleando medicamentos antiinflamatorios no esteroideos, ya sean por vía oral o inyectada en la zona afectada. Podrían ser recomendables igualmente las infiltraciones de corticoides, bloqueantes neurológicos o analgésicos. Este tratamiento del neuroma de Morton no puede prolongarse en el tiempo, por lo que no representa un buen sistema a medio largo plazo.

Tratamiento del neuroma de Morton

De forma reciente, se ha comenzado a emplear un método basado en la radiofrecuencia, que permite reducir el volumen del neuroma con un simple pinchazo. De esta forma se disipan los síntomas sin cicatrices ni efectos secundarios adversos.

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Tratamiento quirúrgico del neuroma de Morton

En caso de no aplacar esta dolencia con los métodos comentados, y de persistir el dolor, como último recurso se acudiría a la intervención quirúrgica. Esta operación, que no requiere hospitalización, consiste en una pequeña incisión, de unos tres o cuatro centímetros, en la cara dorsal del pie. A continuación se separan los metatarsos y se abre el ligamento intermetatarsiano para poder acceder al neuroma. Una vez localizado, el especialista decidirá si resecar o liberar el neuroma.

Ambas técnicas están aceptadas y son llevadas a cabo con igual porcentaje de efectividad; alrededor del 85% de las personas intervenidas quirúrgicamente muestra una recuperación completa sin la aparición de molestias. Gracias a que es una intervención menor, el posoperatorio no supone una gran incomodidad al paciente, resumiéndose todo a 48 horas de elevación y reposo del pie y el uso de calzado específico de tres a cuatro semanas, no siendo necesario ningún tipo de rehabilitación.

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Existe otra vía de abordaje, en este caso por la planta del pie en vez de la cara dorsal. Esta opción permite llegar al neuroma sin necesidad de seccionar el ligamento intermetatarsiano, pero por el contrario el paciente deberá usar muletas durante al menos dos o tres semanas para evitar apoyos sobre la zona de cicatrización.

No existe una prevención eficaz para esta patología, tan solo evitar factores predisponentes a ella, como por ejemplo llevar calzado cómodo y prescindir de los zapatos de tacón, descansar los pies y aplicar frio tras una exposición elevada a su uso (deportistas, trabajadores que deben permanecer mucho tiempo de pie o caminando, etcétera).    

Creado: 4 de diciembre de 2014

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