Los hombres no solo pueden sufrir una depresión posparto como las mujeres, sino que también son propensos a sufrir una depresión ante su próxima paternidad, es decir, antes de que nazca el bebé, tal y como demuestra un estudio realizado por científicos del Instituto de Investigación del Centro de Salud de la Universidad McGill de Canadá.
El 13,3% de los varones experimentaron síntomas de depresión significativos mientras esperaban el nacimiento de su bebé
Existen pocos estudios sobre el impacto de la paternidad en el estado de ánimos de los hombres, por ello los autores de este trabajo decidieron analizar la prevalencia de los síntomas de depresión prenatal entre los varones canadienses, y han comprobado que enfrentarse a la paternidad puede ser una experiencia difícil para los hombres que influya además en el posterior desarrollo de sus hijos.
En la investigación, cuyos resultados se han publicado en American Journal of Men’s Health, participaron 622 hombres de Québec, que respondieron a una encuesta online en la que se evaluaban factores como su estado de ánimo, su relación de pareja, la calidad de su sueño, la actividad física que realizaban, sus relaciones sociales, o sus posibles problemas económicos, durante el tercer trimestre de embarazo de su pareja.
Los investigadores observaron que el 13,3% de los varones que esperaban el nacimiento de su bebé experimentaron síntomas de depresión significativos durante la gestación, si bien la mayoría de los factores que se asociaron a su trastorno depresivo eran susceptibles de ser modificados, por lo que es posible adoptar medidas que les ayuden a enfrentarse a estos problemas.
Los hombres con mayores dificultades para dormir tenían un mayor riesgo de sufrir depresión y, como ha explicado Deborah Da Costa, profesora en el Departamento de Medicina de la Universidad McGill, se trata de un signo importante, ya que puede empeorar en el posparto y, además, la depresión prenatal es el predictor más importante de depresión posnatal, por lo que detectarla precozmente y tratarla permitiría reducir el riesgo de que el trastorno se mantenga tras el nacimiento del bebé.
