Sufrir estrés en la mediana edad puede aumentar el riesgo de alzhéimer

Acontecimientos vitales estresantes como la pérdida de un ser querido o una enfermedad durante la mediana edad o la infancia pueden aumentar el riesgo de desarrollar alzhéimer o neuroinflamación, respectivamente, en etapas posteriores de la vida.
Mujer de mediana edad estresada con la actividad diaria

07/04/2024

Experimentar vivencias estresantes durante la mediana edad o en la niñez pueden incrementar el riesgo de padecer alzhéimer y neuroinflamación, respectivamente, según revela un estudio liderado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), promovido por la Fundación ‘la Caixa’, y en el que ha colaborado el Barcelonaβeta Brain Research Center (BBRC), perteneciente a la Fundación Pasqual Maragall.

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Los eventos vitales estresantes, como la pérdida de un ser querido, el desempleo o afrontar una enfermedad, desencadenan en nosotros respuestas tanto conductuales como psicológicas ante estas amenazas externas objetivas y existe una creciente evidencia que vincula el estrés con un aumento en el riesgo de demencia y deterioro cognitivo.

Los resultados del estudio se han publicado en Annals of Neurology. El objetivo de los investigadores era determinar si la acumulación de eventos estresantes a lo largo de la vida podría influir en el desarrollo de enfermedades relacionadas con el alzhéimer en etapas más avanzadas de la vida. Para ello, se contó con la participación de 1.290 voluntarios de la cohorte ALFA de Barcelona que no presentaban deterioro cognitivo en el momento del estudio, pero tenían antecedentes familiares de alzhéimer.

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La mediana edad es una etapa especialmente vulnerable

Los participantes fueron entrevistados para cuantificar el número de eventos estresantes que habían vivido. Además, se les realizaron pruebas como punciones lumbares y resonancias magnéticas para evaluar biomarcadores asociados al Alzheimer. Los análisis mostraron que la acumulación de estrés durante la mediana edad estaba relacionada con niveles más altos de la proteína β-amiloide (Aβ), un indicador clave en el desarrollo del alzhéimer.

“Sabemos que la mediana edad es un periodo en el que empiezan a acumularse las patologías relacionadas con la enfermedad de Alzheimer. Es posible que estos años representen un periodo vulnerable en el que experimentar estrés psicológico pueda tener un impacto duradero en la salud cerebral”, ha señalado Eleni Palpatzis, investigadora de ISGlobal y autora principal del estudio.

“Los mecanismos mediante los cuales los eventos estresantes afectan la salud cerebral difieren entre hombres y mujeres: acumulación de proteína amiloide en hombres y atrofia cerebral en mujeres”

La acumulación de eventos estresantes a lo largo de la vida se vinculó con niveles más altos de la proteína β-amiloide (Aβ) solo en hombres. En mujeres, por otro lado, se observó que un mayor número de experiencias estresantes se relacionaba con una reducción en el volumen de materia gris, sugiriendo que el estrés podría tener efectos distintos según el género.

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“Nuestros hallazgos indican que los mecanismos mediante los cuales los eventos estresantes afectan la salud cerebral difieren entre hombres y mujeres: acumulación de proteína amiloide en hombres y atrofia cerebral en mujeres”, explica Eider Arenaza-Urquijo, investigadora de ISGlobal y última autora del estudio.

Neuroinflamación asociada al estrés en la infancia

El estudio también encontró que un mayor nivel de estrés en la infancia se asociaba con un riesgo incrementado de neuroinflamación en la vejez. La inflamación es una respuesta molecular fundamental en las enfermedades neurodegenerativas, y estos hallazgos concuerdan con evidencias recientes que relacionan los traumas infantiles con un aumento de la inflamación en la adultez.

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Finalmente, el estudio reveló que los eventos estresantes en personas con historial de enfermedades psiquiátricas se asociaban con niveles más altos de proteínas Aβ y tau, neuroinflamación y una reducción en el volumen de materia gris, lo que sugiere una mayor susceptibilidad a los efectos del estrés en esta población, posiblemente debido a una menor capacidad de manejo del estrés.

“Nuestra investigación subraya la importancia del estrés en el desarrollo del Alzheimer y proporciona evidencia preliminar sobre los mecanismos subyacentes a este efecto. Sin embargo, se requieren más estudios para replicar y validar nuestros hallazgos iniciales”, concluye Eider Arenaza-Urquijo.

Fuente: Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal)

Actualizado: 7 de abril de 2024

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