Bursitis, cómo proteger tus articulaciones
Los deportistas y profesionales que someten sus articulaciones a movimientos muy repetitivos suelen sufrir la inflamación de las bursas. Conoce cómo prevenir este tipo de lesiones y cómo puedes aliviar su dolor.

Causas de la bursitis

Bursitis por exceso de ejercicio de musculación

El levantamiento de pesas puede causar un rozamiento en la bursa por repetición de movimientos.

Por: Dr. Tomás Fernández Jaén

Traumatólogo de la Unidad de Medicina y Traumatología del Deporte de la Clínica CEMTRO

Actualizado: 12 de marzo de 2024

Las causas de la bursitis son variadas, reflejando la complejidad de las actividades y condiciones que pueden provocar la inflamación de las bursas. No obstante, la bursitis puede deberse a dos grandes grupos de entidades:

  • Bursitis de causa mecánica o traumática: debida a lesiones, contusiones o como consecuencia de un movimiento repetitivo o una presión prolongada y excesiva de la articulación, lo que puede causar inflamación de la bursa. Esto puede ocurrir debido a caídas, golpes directos, o accidentes. Por todo ello es común en atletas, músicos, y personas cuyos trabajos requieren movimientos repetitivos.
  • Bursitis de causa inflamatoria sistémica o metabólica: como la artritis reumatoide, por gota y la esclerodermia, heridas o infecciones con bacterias, un estado conocido como bursitis séptica. Además, puede estar asociada a la enfermedad tiroidea o a la diabetes.

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El reconocimiento de estas causas es fundamental para prevenir y tratar la bursitis, adoptando estrategias como modificar las actividades que provocan la condición, usar equipo de protección durante actividades deportivas, y mantener un peso saludable. En casos donde la bursitis es causada por infecciones o condiciones médicas subyacentes, el tratamiento de la condición subyacente es crucial para aliviar los síntomas de la bursitis.

Bursitis en el codo de causa inflamatoria

Bursitis aguda y bursitis crónica: causas y diferencias

Se habla de una bursitis aguda cuando los síntomas aparecen de forma repentina en un corto espacio de tiempo, generalmente con inflamación asociada (enrojecimiento y calor de la zona), y suele durar días o semanas. Su causa más frecuente es un traumatismo directo o la repetición de movimientos que provoquen rozamiento en la bursa (actividades profesionales o lúdicas en las que se repita un movimiento, como levantar pesas –en las bursitis de hombro– o rezar de rodillas –en las bursitis de rotulianas, popularmente conocidas como beatas–. También puede ser causada por actividades inusuales o esfuerzos que ponen una presión inesperada en las bursas.

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En ausencia de trauma o daño repetido sobre la bursa es importante descartar una posible infección, enfermedad inflamatoria o metabólica.

La bursitis aguda se caracteriza por dolor severo, inflamación y a veces enrojecimiento en la zona afectada. El dolor suele aumentar con el movimiento o la presión sobre la articulación afectada.

La bursitis crónica es el resultado de la irritación y la inflamación continuas de la bursa, generalmente debido a actividades repetitivas a largo plazo que ponen estrés en las bursas durante períodos prolongados, generando repetidas bursitis agudas, o bien se produce cuando la curación de una bursitis es incompleta, perpetuándose la hinchazón. En la bursitis crónica los síntomas pueden estar presentes durante varias semanas, meses e incluso años, y suelen ser recurrentes.  

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Condiciones médicas crónicas, como la artritis reumatoide, la gota y la diabetes, pueden predisponer a una persona a desarrollar bursitis crónica. También, el sobrepeso y el desgaste natural de las bursas a lo largo del tiempo puede llevar a la bursitis crónica, especialmente en personas mayores que han usado repetidamente ciertas articulaciones a lo largo de su vida.

El dolor es menos intenso que en la bursitis aguda, pero es constante y puede empeorar con ciertas actividades o movimientos. La inflamación es menos evidente y no suele presentar enrojecimiento.

En definitiva, mientras que la bursitis aguda suele ser más repentina y a menudo tiene una causa identificable y relativamente reciente, la bursitis crónica se desarrolla a lo largo del tiempo y puede ser el resultado de una combinación de factores, incluyendo la mecánica corporal, enfermedades subyacentes, y el desgaste general. La gestión de ambas condiciones puede variar significativamente, enfocándose el tratamiento de la bursitis aguda en aliviar los síntomas rápidos y, en el caso de la bursitis crónica, en cambiar los hábitos a largo plazo y tratar las condiciones subyacentes. Mientras la bursitis aguda es generalmente de corta duración y a menudo responde rápidamente al tratamiento, la bursitis crónica puede requerir un enfoque más sostenido y multifacético para su manejo. 

Creado: 3 de abril de 2013

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