Sudamina, cómo evitarla en verano
La sudamina o miliaria es una erupción de la piel que aparece con frecuencia en verano en los bebés y niños menores de dos años. Aunque no reviste gravedad, se puede prevenir siguiendo algunos sencillos consejos.

Síntomas de la sudamina

Síntomas de la sudamina en la piel

La sudamina se identifica con pequeños granitos en las zonas donde el bebé suda más.

Por: Dra. María Teresa Romero Rubio

Pediatra en el Hospital de Manises (Valencia)

Actualizado: 22 de septiembre de 2022

El síntoma principal de la sudamina es una erupción característica, fácilmente reconocible en los niños y bebés: se trata de pequeños granitos agrupados en las zonas donde se suele sudar más (cuello, pliegues de la piel, frente y tórax) y que aparece en verano o épocas de mucho calor o humedad. No se acompañan de fiebre ni afectación del estado general del niño. A lo sumo, éste puede mostrarse algo inquieto o nervioso, si siente picor.

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Existen dos formas de sudamina:

  • La miliaria cristalina, que afecta a los estratos más superficiales de la piel, y que se caracteriza por pequeñas ampollas de color blanquecino.
  • La miliaria rubra, en la que la afectación es más profunda. En este caso las lesiones son más rojizas y parecen más inflamadas.

Diagnóstico diferencial de la sudamina

En ocasiones el aspecto de la sudamina puede confundirse con otras afecciones típicas de la piel de los niños, como el impétigo y el molluscum contagioso. Ambos son contagiosos, a diferencia de la sudamina, que no es por sí misma una infección.

El impétigo es una infección cutánea en la que aparecen ampollas y vesículas que al romperse dejan una costra de color miel. Las lesiones duran más tiempo (5-7 días), no sólo aparecen en las zonas donde se suda más, sino en cualquier parte del cuerpo, y pueden dejar alguna marca en la piel una vez desaparecen. La sudamina, sin embargo, es más breve, no aparecen costras ni deja cicatriz. 

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El molluscum contagioso es otro tipo de infección por virus que da lugar a pápulas blanquecinas que pueden aparecer por distintos sitios del cuerpo, y pueden durar incluso meses. A diferencia de las causadas por la sudamina, las lesiones no curan espontáneamente, sino que necesitan de un tratamiento específico. Suele aparecer en niños mayores de un año y es poco frecuente en los bebés.

El pediatra distinguirá de forma rápida, simplemente con la observación de las lesiones y sin necesidad de ningún examen complementario, si se trata o no de una sudamina. 

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Creado: 8 de agosto de 2016

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