Dispraxia, el síndrome del niño torpe

Si observas que tu niño tiene dificultades para realizar movimientos sencillos que requieren cierta coordinación, como jugar a la pelota o abrocharse un botón, puede que sufra dispraxia o síndrome del niño torpe.
Qué es la dispraxia
Dra. María Teresa Romero Rubio

Por: Dra. María Teresa Romero Rubio

Pediatra en el Hospital de Manises (Valencia)

Actualizado: 24 de noviembre de 2023

Qué es la dispraxia

La dispraxia es una entidad poco conocida para muchos padres. Se trata de una alteración psicomotriz en los niños que da lugar a torpeza, lentitud y dificultad para realizar movimientos coordinados aparentemente sencillos que requieren la coordinación de varios grupos musculares, como por ejemplo escribir, peinarse, atarse los zapatos, jugar al balón o montar en bicicleta.

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Dado que lo más llamativo en los pequeños afectados es la dificultad motora, la dispraxia suele conocerse también como ‘síndrome del niño torpe’, aunque su nombre científico es ‘Trastorno del desarrollo de la coordinación motora (TDCM)’.    

Los síntomas de la dispraxia pueden comenzar a ser visibles desde el año de edad, pero se hacen más evidentes durante la edad escolar, entre los cinco y los once años. Se estima que pueden sufrirla entre un 2% y un 5% de los niños en esta etapa. No obstante, es importante señalar que la dispraxia afecta a cada persona de manera diferente y el grado de los síntomas puede variar. La identificación temprana y el apoyo adecuado son cruciales para ayudar a las personas con dispraxia a desarrollar habilidades y estrategias para manejar sus desafíos.

Cómo identificar el síndrome del niño torpe

Tipos de dispraxia

Aunque el término ‘dispraxia’ hace referencia principalmente a incoordinación motora, en realidad este problema puede afectar a varias áreas y niveles, como el lenguaje o el desarrollo emocional, dando así lugar a diferentes tipos de dispraxia:

  • Dispraxia ideomotora: existe una interrupción entre la secuencia de pensar y realizar un acto sencillo, como por ejemplo coger un objeto, como un peine.
  • Dispraxia ideatoria: se afecta la cadena de secuencias de pasos sencillos que dan lugar a uno complejo: abotonar un botón, atarse los cordones, meter una llave en la cerradura…
  • Dispraxia oromotora o del habla: en este caso se ven afectados los grupos musculares que se encargan de la fonación, mostrando problemas para pronunciar algunas palabras o sílabas, por lo tanto el habla del niño se verá afectada.
  • Dispraxia constructiva: existe una dificultad en comprender las relaciones espaciales entre los objetos, por lo que resulta difícil moverlos de un lugar a otro: por ejemplo, meter una caja pequeña dentro de otra más grande.

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Síntomas de la dispraxia

La dispraxia es una afección neurológica que afecta la planificación y coordinación de los movimientos, lo  que puede causar problemas con una variedad de actividades físicas, pero también, en algunos casos, afectar a las habilidades del habla. Aunque la dispraxia está presente desde el nacimiento, puede no ser diagnosticada hasta la infancia, pero hay señales que pueden ayudarnos a identificarla.

Los síntomas de la dispraxia varían según la edad y pueden incluir:

Síntomas de la dispraxia en bebés:

  • Retrasos en alcanzar hitos del desarrollo motor, como sentarse, gatear o caminar.
  • Dificultades con la alimentación y el sueño.

Síntomas de la dispraxia en niños pequeños:

  • Problemas con habilidades motoras finas, como abrocharse la ropa, usar utensilios o dibujar.
  • Dificultades con habilidades motoras gruesas, como saltar, correr o trepar.
  • Problemas de equilibrio y coordinación.
  • Dificultades en el habla y la articulación.
  • Problemas con tareas cotidianas como vestirse o cepillarse los dientes.

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Síntomas de la dispraxia en niños mayores y adolescentes:

  • Problemas para realizar actividades deportivas.
  • Dificultades en la escritura a mano y en tareas escolares que requieren habilidades motoras finas.
  • Problemas con la organización y planificación de tareas.
  • Dificultades sociales debido a la falta de coordinación y habilidades motoras.

Síntomas de la dispraxia en en adultos:

  • Dificultades continuas con la coordinación y las tareas motoras finas y gruesas.
  • Problemas con tareas que requieren habilidades de planificación y organización.
  • Posibles desafíos en el lugar de trabajo y en actividades sociales.

Es importante señalar que la dispraxia afecta a cada persona de manera diferente y el grado de los síntomas puede variar. La identificación temprana y el apoyo adecuado son cruciales para ayudar a las personas con dispraxia a desarrollar habilidades y estrategias para manejar sus desafíos.

Mujer embarazada fumando y bebiendo alcohol

Causas de la dispraxia

Aunque se han realizado muchos estudios para intentar conocer la causa de la dispraxia, no se ha logrado establecer de forma clara cuál es su origen. Las últimas investigaciones la relacionan con inmadurez en el desarrollo neuronal o a una lesión en las primeras etapas del desarrollo del tejido nervioso, como por ejemplo:

  • Afectación del feto durante el embarazo (drogas, tabaco o alcohol).
  • Un parto traumático con sufrimiento fetal (interrupción del aporte de oxígeno al cerebro).
  • Prematuridad (niños nacidos por debajo de las 37 semanas de gestación).

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Otro de los factores de riesgo para la aparición de la dispraxia podría ser la existencia de antecedentes de casos similares dentro de la familia.

Cuando la dispraxia aparece en individuos adultos suele ser secundaria a un accidente cerebrovascular en el que el tejido neuronal se ha visto afectado por falta de riego sanguíneo (ictus).

A diferencia de lo que puede parecer en un primer momento, no se trata de una alteración muscular, puesto que la estructura y anatomía de los nervios y músculos está intacta. La alteración se localiza a nivel de la planificación y secuenciación de las tareas, de la coordinación ordenada de los distintos movimientos simples que dan lugar a un movimiento complejo, como en los ejemplos que hemos citado en el apartado anterior.

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Este trastorno no implica una disminución de la capacidad intelectual; es decir, los niños con dispraxia tienen una inteligencia normal, pero su dificultad para realizar ciertas tareas hace que parezcan más torpes o lentos que el resto de niños de su misma edad. A veces puede asociarse con otros trastornos, como el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH).

Niño con problemas de dispraxia

Diagnóstico de la dispraxia

Lo más importante para atajar la dispraxia es realizar un diagnóstico precoz, ya que la identificación temprana de estas alteraciones psicomotrices se relaciona con una mayor respuesta a las distintas pautas y tratamientos disponibles.

En los controles del niño sano habituales en los Centros de Salud el pediatra evalúa de forma sistemática una serie de hitos del desarrollo estandarizados para cada edad, lo que permite en muchos casos una identificación precoz del problema. Existen test y tablas específicas y validadas por distintas sociedades científicas que pueden contribuir a afinar más el diagnóstico de la dispraxia o síndrome del niño torpe.

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En general el pronóstico de la dispraxia es bueno y únicamente una mínima parte de los casos verán afectada su actividad habitual en la vida adulta.

Tratamiento de la dispraxia

El abordaje del problema suele ser multidisciplinar. Así, los trastornos motores serán tratados por fisioterapeutas, los logopedas se encargarán de los trastornos del habla y los neuropsicólogos de las apraxias ideatorias. Sin embargo, una de las claves más importantes dentro del tratamiento de la dispraxia es que los padres aprendan diversas técnicas para ponerlas en práctica en casa.

Niño tocando la guitarra

Estas son algunas pautas y consejos para el tratamiento del síndrome del niño torpe:

  • Si la dispraxia afecta a la coordinación: realizar ejercicios como tocar un instrumento,  subir y bajar escaleras, hacer manualidades…
  • Si la dispraxia afecta al habla: se pueden hacer técnicas de entrenamiento logopédico, tales como movimientos linguales hacia arriba y abajo, movimientos mandibulares o de mejillas…
  • Si hay afectación en el área emocional se trabajará en terapias que ayuden a resolver situaciones estresantes y habilidades sociales
  • Es importante que los padres refuercen la autoestima de los niños, lo cual ayudará a que valoren sus capacidades y sepan exprimirlas al máximo.

Creado: 5 de febrero de 2014

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