Fimosis en bebés y niños: cuándo operar
Si tu bebé tiene fimosis, seguramente se resolverá espontáneamente antes de que cumpla los tres años y, si no es así, existen tratamientos muy efectivos para corregir este trastorno. Conoce todas las opciones.

Tratamiento y prevención de la fimosis

Por: María Dolores Tuñón

Médico Residente de Medicina Familiar y Comunitaria

Actualizado: 28 de febrero de 2024

En caso de que su hijo sufra fimosis, debe instaurarse en primer lugar un tratamiento médico conservador para intentar evitar la cirugía. Así, se administran corticoides por vía tópica, con una crema que se aplica en la unión entre el prepucio y el glande, a la vez que, de forma manual, se realizan de forma suave y progresiva pequeñas retracciones. Este tratamiento ha demostrado ser seguro, y logra el éxito en el 70% de los casos.

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Los corticoides no deben darse durante períodos largos, por lo que, si este tratamiento de la fimosis no resulta efectivo durante el tiempo prescrito por el especialista, es preciso esperar algunos meses y después volver a intentarlo. El urólogo instruirá a los padres sobre el modo de realizar las retracciones para no producir daños en el pene del niño y también les enseñará cómo aplicar la crema.

¿Cuándo hay que operar la fimosis?

La decisión de operar, es decir, realizar una circuncisión o algún otro procedimiento quirúrgico, depende de varios factores, incluyendo la gravedad de los síntomas, la edad del niño, y si la condición está causando problemas urinarios, infecciones recurrentes, o dolor significativo.

Y es que, en ocasiones la fimosis no remite, especialmente cuando los niños tienen más de tres años. En esos casos, el tratamiento habitual de la fimosis es el quirúrgico. No es aconsejable que la cirugía se realice antes de los cuatro años, dada la posible remisión espontánea del cuadro. Lo más habitual, y salvo indicación contraria del especialista, es operar a los niños entre los cinco y los siete años, ya que si se operan a edades tempranas también se evitan posibles problemas psicológicos para el niño.

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En el caso de las fimosis secundarias o las que provocan infecciones frecuentes, la cirugía es el tratamiento curativo en la mayoría de los casos, y consiste en la ablación total del prepucio, lo que se conoce de forma popular como circuncisión.

Indicaciones para la cirugía de la fimosis

La cirugía, generalmente en forma de circuncisión, puede considerarse en los siguientes casos:

  • Fimosis patológica: cuando la fimosis no se resuelve con tratamientos no quirúrgicos y continúa causando síntomas, como dificultad para orinar, infecciones recurrentes (balanitis), o dolor.
  • Parafimosis severa y recurrente: si el prepucio se queda atrapado detrás del glande y no se puede retraer a su posición normal, causando dolor y riesgo de estrangulamiento del glande.
  • Obstrucción urinaria: cuando la fimosis causa problemas significativos con el flujo de orina, como un chorro de orina débil o retención urinaria.
  • Infecciones urinarias recurrentes: si un niño sufre infecciones urinarias frecuentes que se pueden atribuir a la fimosis.
  • Dolor significativo o molestias: Especialmente durante la micción o cuando el prepucio se intenta retraer, ya sea naturalmente o durante la limpieza.

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La circuncisión profiláctica, ¿cuándo es necesaria?

La circuncisión es una cirugía que se conoce popularmente por sus connotaciones religiosas y culturales, ya que la comunidad judía, por ejemplo, practica la circuncisión en los recién nacidos por motivos religiosos.

Pero ya desde el año 2007, la OMS reconoce sus beneficios en la prevención de infecciones (algunas de ellas tan importantes como el VIH o el virus del papiloma humano). Esta prevención parece estar directamente relacionada con el hecho de que, en los penes circuncidados no se acumula el esmegma, que puede suponer un foco de infección; sin embargo, una higiene adecuada es suficiente para evitar este problema.

A pesar de reconocer que es un método eficaz para la prevención de enfermedades, otros grupos culturales argumentan que esta intervención, meramente profiláctica, es en realidad una mutilación innecesaria de un tejido que está sano. Debido a las opiniones dispares que existen, no está indicada la circuncisión como tratamiento preventivo, y deben ser los padres los que decidan en función de la información que les facilitará el especialista.

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La intervención es dolorosa y debe realizarse bajo anestesia por profesionales médicos con experiencia. No suele tener complicaciones asociadas, aunque en ocasiones se puede producir inflamación, hemorragia, ulceración del orificio del meato urinario, retención de orina transitoria o infección.

Prevención de la fimosis

Prevención de la fimosis

Sólo es posible prevenir la fimosis secundaria. Para ello es necesario explicar a los padres el modo adecuado de limpiar al recién nacido, y advertirles que no fuercen la bajada del prepucio, y que la piel no se retraerá totalmente hasta que el niño tenga dos o tres años. De este modo se evitan lesiones, cicatrices o dolor que tendrían como consecuencia la aparición de fimosis.

A partir de los dos años, aprovechando el momento del baño, se debe retraer con sumo cuidado el prepucio y limpiar suavemente las secreciones acumuladas entre este y el glande, volviendo a colocar después el prepucio en su sitio. Cuando el prepucio se haya retraído del todo conviene enseñar al niño cómo debe limpiarse también esa zona durante el baño.

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Así, a medida que el niño crece, se le deben dar pautas educativas sobre la higiene personal adecuada de una manera que sea apropiada para su edad. Esto incluye cómo lavar su cuerpo correctamente y la importancia de la limpieza genital sin causar daño.

Creado: 4 de octubre de 2011

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