Castañas, un regalo del bosque
Ricas en hidratos de carbono y minerales, las castañas suponen una ayuda excelente para deportistas y excursionistas, así como para niños y mayores. Y dan mucho juego en la cocina incluidas en numerosos guisos y postres.

Castañas, qué son y de dónde proceden

Jordi Cebrián

Por: Jordi Cebrián

Periodista especializado en plantas medicinales

Actualizado: 22 de febrero de 2023

Las sabrosas castañas son un regalo que nos brinda el bosque no sólo para el otoño, sino para todo el año. Y es que las castañas son un fruto seco colmado de virtudes, con un alto valor nutricional, que puede ser consumido durante el otoño y el invierno, y que junto a sus incontestables ventajas para nuestra salud, da mucho juego para la creatividad y el lucimiento en la cocina.

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La castaña es el fruto del castaño Castanea sativa, un árbol de la familia de las fagáceas, robusto y elegante, de entre 15 y 30 metros de alto, con la copa amplia, la corteza grisácea, hojas grandes, de forma lanceolada, con los márgenes dentados y los nervios muy marcados. Las flores masculinas aparecen en amentos erectos, que salen de las axilas de las hojas, y las femeninas, en grupos de tres, se sitúan en la base de las inflorescencias masculinas. Se trata, por tanto, de una especie monoica, flores masculinas y femeninas aparecen en el mismo árbol, no hay árboles masculinos y femeninos, como sí ocurre con otras especies. Los frutos aparecen protegidos en una vainas subesféricas, muy espinosas, que al abrirse, dejan ver los frutos maduros, las castañas, generalmente en número de tres.

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Es un árbol muy longevo, que puede llegar a sobrevivir incluso con el tronco vaciado en su interior, cual una inexpugnable muralla de madera, con ejemplares ciertamente espectaculares, de 700 u 800 años de edad aproximada, como los que puedes admirar en Seimella, en el Valle de Oscos, Asturias, o en Erola y en Viladrau, en la vertiente noroeste del Montseny, en Cataluña.

De dónde proceden las castañas

El castaño forma bosques poco densos en espacios de montaña, con un clima de tendencia lluviosa y sobre suelos muy drenados, bosques favorecidos por la acción humana, pero también lo podemos encontrar de forma más aislada mezclado con otros árboles de hoja caduca. Está presente principalmente en la cornisa cantábrica, de Galicia a Navarra, con poblaciones importantes en el noreste de Cataluña, en Castilla-León (Ávila), Salamanca y Extremadura, y con una presencia más limitada en otros puntos del país como Andalucía, Valencia o incluso en las islas Canarias (Tenerife y la Palma) Cuenta además con extensiones nada desdeñables en Portugal.

Castañas

El castaño no es un árbol autóctono, no es original de la península, y mucho menos de Canarias. Fue introducido en tiempo antiguo, probablemente en época del imperio romano, y se ha naturalizado, de tal manera que hoy día cuesta percibirlo como un árbol no original de nuestra tierra. Es un árbol que tiene una gran capacidad de rebrote y se sigue favoreciendo su cultivo en monte bajo, sobre suelos húmedos, para el aprovechamiento de sus frutos, pero también de su madera. Con la madera de este árbol se construyeron muchos buques en la época de los descubrimientos, al demostrarse su excepcional resistencia al desgaste que provoca el agua marina. Es una madera poco porosa, muy dúctil, que se destina a la fabricación de elementos de construcción, vigas, cercados y jaulas. Por contra es muy poco eficaz como leña, puesto que arde mal y chisporrotea.

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El castaño es originario del Mediterráneo oriental, Oriente Medio y de la orilla sur del mar Caspio.  Cabe no confundirlo con el castaño de indias Aesculus hippocastanum, árbol ornamental, plantado en parques y jardines o a lo largo de calles y avenidas, que pertenece a otra familia, y cuyas castañas no son comestibles, aunque sí tienen aplicaciones medicinales.

Castañada o Mangosto

Dieta y ejercicio saludable

La castañada es la tradición por excelencia, que marca la temporada otoñal, sobre todo en Cataluña, pero también en el Cantábrico, Galicia y Portugal, donde se conoce como el Magosto. Se cree que tiene su origen en el siglo XVIII, vinculada con ágapes funerarios. Se hace coincidir con la festividad de Todos los Santos, en la víspera del 1 de noviembre. Esa noche se producen largas colas frente a los modestos puestos de las castañeras (o castañeros), para adquirir un cucurucho de 12 o 24 castañas y un moniato asado, que luego se consumen en compañía de la familia o los amigos en casa. El seductor aroma de esas castañas asadas colma o colmaba el ambiente de muchas ciudades durante unas semanas del otoño.

El día siguiente es costumbre acudir al cementerio para visitar a los familiares allí enterrados. Pero en los últimos años a esta tradición le ha salido un serio competidor, la fiesta de Halloween, importada de los Estados Unidos, que recibe el fuerte impulso mediático que supone el cine y las series de televisión. La costumbre de tomar castañas asadas u horneadas, con los sabrosos moniatos y el vino dulce, puede quedar desplazada por la fuerza simbólica de las grandes calabazas y la imitación más o menos adaptada de los rituales de la tradición anglosajona. Y para muchos, esta deriva es triste y preocupante, por lo que supone de pérdida de uno de nuestros referentes de identidad.

Creado: 14 de enero de 2016

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