Embutidos, ¿debes limitar su consumo?
Derivados de una tradición culinaria que los usaba para combatir la fatiga y el frío, los embutidos siguen en la dieta en medio de la controversia: sabrosos al paladar, pero poco saludables por su composición.

Embutidos en la cocina

Arantza Ruiz de las Heras

Por: Arantza Ruiz de las Heras

Dietista-Nutricionista, Complejo Hospitalario de Navarra

Actualizado: 21 de septiembre de 2022

El grupo de los embutidos forma parte de la tradición culinaria española desde siempre. No solo se toman como merienda en bocadillo o tostada, o como aperitivo en una de esas fabulosas y vistosas tablas de embutidos que entran por los ojos en los restaurantes, sino que estos productos alimenticios forman parte de algunos de los platos con más arraigo en nuestra cultura.

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Resulta muy raro hablar de cocido sin pensar en el chorizo o la morcilla. Y aunque en las distintas regiones o comarcas aparecen variedades diferentes, todas ellas contienen un común denominar, un conjunto de embutidos con carne y grasa, llamado compango: el cocido madrileño, el cocido castellano, el cocido maragato, el cocido montañés... Por no hablar del puchero con el botillo del Bierzo, y la fabada asturiana o el pote asturiano. Los potajes de legumbre, especialmente de lentejas, también contienen estos alimentos.

Estos platos de la cocina tradicional contienen embutidos, y muchos se acompañan de legumbres con verduras como la berza. También muchas variedades de migas, elaboradas principalmente con pan, contienen chorizo, longaniza o salchichas, como las migas aragonesas o las extremeñas.

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Todos estos platos son, o eran en la época de nuestros abuelos, menús relativamente baratos que incluían vegetales que se cultivaban en casa y productos procedentes de la matanza del cerdo. Estos embutidos resistían bastante tiempo sin necesidad de grandes instalaciones o cuidados, y resultaban apropiados en la alimentación de las personas con trabajos físicos duros (agricultores, ganaderos, pastores…) que conllevaban un importante desgaste de energía y se desempeñaban en zonas áridas y rurales con climas bastante fríos.

Actualmente estas condiciones ya no se dan en la mayoría de los casos, y por eso se aconseja limitar el consumo de embutidos, pero disfrutar esporádicamente de uno de estos platos en un frío día de invierno nos reconforta y alimenta.

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Creado: 18 de noviembre de 2014

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