Otros usos de la lavanda

Por su aroma, color y aspecto, una vez secas, las flores de la lavanda pueden tener numerosos usos decorativos. Por ejemplo, puedes realizar vistosos centros florales para decorar tu casa o meter en bolsitas de tela y utilizarse como ambientador en armarios y zapateros, esta opción también permite evitar los ácaros que se pueden formar en estas zonas.

Mezclada con agua destilada y alcohol resulta ser un efectivo y ecológico insecticida contra insectos. Y este mismo preparado, junto con pétalos de rosa y vinagre, da como resultado una loción refrescante que puede utilizarse, por ejemplo, para aclarar el cabello o para un baño relajante de manos y pies, para esto también está la opción de las sales de baño de lavanda.

También se suele utilizar hervido como un acondicionador de pelo natural, usado después del lavado convencional con champú o pulverizado sobre el cabello una vez seco dota al cabello de suavidad y un olor fresco. La lavanda en jabones también es muy habitual, pues muchos destacan su poder nutritivo para la piel.

Las flores secas de la lavanda también pueden emplearse para cocinar. De hecho, son un buen aromatizador para el vinagre. Bastaría con limpiarlas, una vez secas, ponerlas en un tarro junto con el vinagre, cerrarlo herméticamente y dejarlo al sol o junto a una fuente de calor. Después de tres semanas ya podremos utilizarlo como aderezo para nuestros platos. Esto también se puede hacer con el aceite para conseguir unas ensaladas y recetas con un toque especial.

También ofrece resultados ideales cuando se usa para la repostería. En este sentido, muchos chocolates, mermeladas, pasteles o, incluso, algunos helados llevan entre sus ingredientes la lavanda.