Alimentos ecológicos, ¿mejores que los convencionales?
Para que un alimento sea considerado como ecológico debe cumplir la normativa y ciertos requisitos. Conoce sus características, qué debe indicar su etiquetado, y sus diferencias y ventajas respecto a los convencionales.

Qué no es un alimento ecológico: 7 aspectos para distinguirlos

Beatriz Robles

Por: Beatriz Robles

Consultora experta en seguridad alimentaria

Actualizado: 5 de mayo de 2023

En algunos aspectos, como el bienestar animal, los alimentos ecológicos sí mejoran las condiciones de producción (aunque no se corresponden exactamente con la idea que puede tener el consumidor de animales criados en libertad). Pero, en otros aspectos, alimento ecológico no equivale a alimento sostenible.

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Estas son algunas de las aclaraciones necesarias sobre este sistema de producción, que pueden resolver las principales dudas de los consumidores y ayudarles a distinguir un alimento ecológico de otro que no lo es:

  1. Los alimentos de proximidad no son necesariamente ecológicos: a pesar de que el consumo de alimentos producidos localmente se asocia a un estilo de vida sostenible, no pueden considerarse ecológicos por sí mismos. Para ello, tienen que cumplir con las condiciones de la legislación para alimentos ecológicos sobre el sistema de producción, prácticas de labranza, o fertilización. Indudablemente, optar por estos productos tiene efectos sobre el desarrollo local, y reducen el impacto medioambiental al minimizar el transporte, pero no pueden denominarse ecológicos, ni venderse como tales.
  2. Los alimentos ecológicos no tienen por qué ser alimentos de proximidad: el sello ecológico se puede utilizar tanto en alimentos de la propia Unión Europea, como en alimentos de otros países. El Reglamento 1235/2008 establece las condiciones para la importación de alimentos ecológicos de países fuera de la UE, y pueden circular libremente por los mercados. Los consumidores podemos encontrar arroz ecológico de la India, kiwis ecológicos de Nueva Zelanda, o carne biológica de Argentina, que cumplen escrupulosamente con los requisitos para considerarse ecológicos (pero no tanto con la idea del consumidor sobre la sostenibilidad de estos productos).
  3. Los alimentos ecológicos no están libres de contaminantes: si un producto se obtiene en zonas con una alta contaminación estará igual de contaminado que un alimento producido por técnicas convencionales. 
  4. La carne ecológica y el uso de antibióticos y hormonas: en la ganadería ecológica no se permite la utilización de medicamentos como tratamiento preventivo, pero sí se autorizan en tratamientos terapéuticos, incluyendo los antibióticos. En cuanto a las hormonas, está prohibido su empleo con cualquier fin (control de la reproducción, crecimiento…). En la ganadería convencional tampoco se pueden usar para potenciar el crecimiento, pero sí con otros objetivos.

    En cualquier caso, los medicamentos veterinarios no pueden utilizarse libremente, y tras su administración se deben respetar los tiempos de espera antes de obtener los productos, para que no contengan residuos por encima de los máximos fijados. Dicho esto, el Parlamento Europeo ha solicitado que se limite uso de antimicrobianos como medida para hacer frente a las resistencias microbianas.
  5. Los productos ecológicos están libres de organismos modificados genéticamente (OMG): efectivamente, la legislación prohíbe expresamente utilizar OMG para la producción de alimentos ecológicos (aunque permite que se usen medicamentos veterinarios obtenidos de OMG). Esto supone que no se pueden emplear piensos, semillas, abonos, fitosanitarios, o animales genéticamente modificados, o que procedan de OGM.

    Esto no quiere decir que los alimentos no ecológicos puedan contener OMG libremente sin que el consumidor lo sepa. El Reglamento 1829/2003 obliga a indicar en el etiquetado la mención “modificado genéticamente” si el producto está compuesto por OMG, o contiene ingredientes producidos a partir de OMG en cantidad superior al 0,9%. Por otra parte, los OMG utilizados en la Unión Europea están convenientemente evaluados y autorizados por la Comisión Europea.
  6. Las condiciones de vida de los animales en la producción ecológica son mejores que en la convencional: una diferencia importante es que el ganado debe tener acceso al aire libre (se puede restringir por las condiciones atmosféricas, o el estado del terreno). Pero esto no implica que los animales estén pastando a su antojo: el Reglamento 889/2008 establece las superficies mínimas de los alojamientos y las zonas al aire libre para cada animal y, por ejemplo, una vaca de 325 kilos dispondrá de 4m2 en la parte cubierta y 3m2 al aire libre.

    Tampoco se puede atar ni aislar a los animales (salvo por razones veterinarias o de seguridad, y durante un tiempo limitado), y en el caso de las gallinas no pueden criarse en jaulas.
  7. Las frutas y verduras ecológicas no tienen por qué ser de temporada: no hay restricciones a la producción en invernaderos.

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Creado: 16 de agosto de 2017

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