La obesidad, tanto en adultos como en niños, se ha convertido en un grave problema de salud a nivel mundial, que ha empujado a las autoridades sanitarias a intentar buscar estrategias efectivas para combatirlo.

Especialistas reunidos en el Workshop ‘Preguntas frecuentes en obesidad: ¿hay nuevas respuestas?’ han propuesto abordar esta patología con lo que han denominado ‘balance energético’, que se basa en combinar adecuadamente la ingesta de alimentos con el gasto de energía que se produce como consecuencia de la actividad física que realiza el individuo, con el objetivo de evitar o reducir la acumulación de grasa corporal.

El ‘balance energético’ consiste en una adecuada correlación entre ingesta de alimentos y gasto de energía como estrategia para evitar la obesidad

El Workshop –organizado por la Fundación Iberoamericana de Nutrición (FINUT), la Real Academia de Medicina de Zaragoza y la Universidad de Zaragoza, con la participación de Coca-Cola España–, tiene como finalidad indagar nuevas estrategias para la detección temprana, la prevención y el tratamiento de la obesidad.

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Una de las cuestiones que se debatirán en este taller será si es el consumo excesivo de alimentos o la escasez de actividad física lo que más influye en el desarrollo de la obesidad. Y aquí es donde entra el concepto de ‘balance energético’ que establece una adecuada correlación entre ingesta y gasto de energía.

Tradicionalmente se ha asociado la obesidad con dietas demasiado abundantes o poco apropiadas, bien por la cantidad de alimentos, bien por incluir alimentos muy calóricos o poco saludables. Aunque los especialistas siguen recomendando la dieta mediterránea y la restricción de grasas trans, azúcares, y todos aquellos productos que solo aportan calorías vacías, como por ejemplo los refrescos, cada vez insisten más en la necesidad de realizar ejercicio físico, no solo para mantener un peso adecuado, sino para prevenir numerosas enfermedades.

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A este respecto, proponen que tanto los niños como los adolescentes practiquen ejercicio físico de forma entre moderada e intensa, de acuerdo a su edad y características, como una de las mejores formas de evitar la obesidad infantil. Y es que según el estudio HELENA (‘Healthy Lifestyle in Europe by Nutrition in Adolescence’) los adolescentes del sur de Europa son mucho más sedentarios que los del centro-norte del continente, lo que puede ser una de las causas por las que la prevalencia de obesidad es mayor en los países del sur.

Por ello, el Dr. Francisco B. Ortega, Investigador Ramón y Cajal en la Facultad de Ciencias del Deporte en Granada, destaca la importancia de identificar precozmente los factores de riesgo que se pueden modificar para evitar que los menores desarrollen obesidad, y señala la actividad física como una de las herramientas de salud pública con mayor potencial.

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Fuente: Fundación Iberoamericana de Nutrición

Actualizado: 1 de agosto de 2017

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