Los refrescos que se distribuyen en España no informan de los peligros de la quinina

Las bebidas comerciales, especialmente las de tipo tónica, que se encuentran en el mercado español, no suelen hacer referencia a la concentración de quinina, un aromatizante que en exceso puede causar problemas de salud.
La quinina está contraindicada en mujeres embarazadas, individuos con trastornos hepáticos y niños.

La quinina, que confiere un sabor amargo característico a ciertas bebidas carbonatadas, como la tónica, puede provocar efectos adversos si se consume en exceso, y está contraindicada en mujeres embarazadas, individuos con trastornos hepáticos y niños. Pese a ello, en las bebidas comerciales que se encuentran en el mercado español, no se hace referencia a la concentración de este “aromatizante”. La legislación que regula su uso alimentario no es internacional. Así, en China no se permite añadir quinina a los alimentos y en EE.UU. está declarado un nivel máximo de la sustancia cuantificado en el etiquetado (nivel de 83 ppm, que es una cuarta parte de las dosis terapéuticas).

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La quinina es un alcaloide amargo, que se obtiene de la corteza de un árbol de origen peruano, y se utiliza como agente antimalárico (contra la malaria). En determinadas dosis tiene propiedades antipiréticas, antisépticas y analgésicas. Sin embargo, el empleo de esta sustancia en dosis terapéuticas o excesivas puede causar un síndrome reversible denominado cinchonismo, que se caracteriza por un compromiso visual, auditivo, gastrointestinal y sanguíneo. 

Normativa en Europa

En la Comisión Europea es necesario indicar claramente al consumidor su presencia en la lista de ingredientes, pero sin la obligatoriedad de incluir un mensaje de advertencia, ni de consumo, ni de concentración. Sin embargo, reconocen que la ingesta de quinina puede estar contraindicada para ciertos grupos de consumidores, destacando las mujeres embarazadas, los individuos con trastornos hepáticos y, especialmente, los niños.

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Un estudio publicado en la revista “Nutrición Clínica y Dietética Hospitalaria”, que incluye 11 muestras de diferentes fabricantes adquiridas en varios locales de España, concluye que es necesario que la etiqueta muestre una clara indicación de la presencia de quinina, junto con su concentración. Sería, además, deseable, que se incluya una advertencia de los posibles riesgos derivados de su consumo a determinadas dosis, ya que debe ser evitado por cierto tipo de consumidores.

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Actualizado: 1 de agosto de 2017

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