Revelan cómo se desarrolla la atención social en los niños autistas

Un dispositivo que registra los movimientos oculares permite analizar hacia dónde dirigen la mirada los niños con autismo y cómo se desarrolla su atención, lo que puede ayudar a diseñar estrategias que faciliten sus interacciones sociales.
Imagen en primer plano de un niño autista tendido mirando de cerca su coche de juguete

12/01/2024

A lo largo de la infancia, los niños van centrando cada vez más su atención en aspectos sociales de su entorno, como los rostros de las personas que les rodean o su interacción con ellas, pero los niños con autismo, por el contrario, se suelen mostrar más interesados por elementos no sociales, como texturas o formas geométricas.

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Investigadores de la Universidad de Ginebra (UNIGE) han estudiado dónde dirigen la mirada los niños mientras ven dibujos animados y han comprobado que en los que tienen autismo la atención no sigue la misma trayectoria de desarrollo que la de los niños con un desarrollo típico. Sin embargo, cada uno desarrolla gradualmente sus propias preferencias de atención únicas.

Los resultados se han publicado en eLife y apoyan los beneficios de las intervenciones tempranas destinadas a mejorar la atención social, que podrían ayudar a guiar a los niños autistas hacia patrones de desarrollo más similares a los de sus compañeros sin el trastorno, favoreciendo un apoyo personalizado e individualizado.

Exploración e interacción con el entorno, claves para el desarrollo del bebé

Desde que nacen, los bebés disponen de habilidades innatas que son fundamentales para su supervivencia y adaptación, y entre ellas se encuentra un complejo sistema de atención, especialmente ajustado para detectar la presencia de otros, por lo que los recién nacidos muestran fascinación por los rostros y las configuraciones que parecen rostros, especialmente los que se mueven.

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Esta preferencia por el movimiento biológico es clave para el desarrollo infantil, ya que sirve como motor principal de la exploración y la interacción con el medio ambiente y establece las bases para interacciones sociales más complejas. Sin embargo, en los niños con trastornos del espectro autista (TEA) esta atención social puede verse afectada, ya que los TEA se caracterizan por comportamientos repetitivos e intereses específicos acompañados de dificultades en la comunicación y las interacciones sociales.

Los investigadores utilizaron un dispositivo de seguimiento ocular que registra los movimientos oculares en tiempo real para analizar las preferencias visuales de 166 niños con TEA y 51 niños con desarrollo típico (TD) mientras veían libremente dibujos animados. Todos los participantes tenían entre dos y siete años y fueron evaluados varias veces durante su desarrollo. “Cada niño vio unos dibujos animados de tres minutos que mostraba a un burrito en diversas situaciones sociales, sin instrucciones específicas. No se trata de una caricatura diseñada especialmente para nuestro estudio, sino más bien de una que es muy popular entre los niños de este grupo de edad”, explica Nada Kojovic, becaria postdoctoral en el Departamento de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de UNIGE y primera autora del estudio.

“Estos hallazgos muestran cuán importante es que las intervenciones terapéuticas se dirijan a la atención social en una etapa muy temprana en los niños con TEA, especialmente aquellos con mayor retraso en el desarrollo”

Observaron que los niños con un desarrollo típico centran su atención en las interacciones sociales entre los personajes y, a medida que crecen, miran cada vez más los mismos elementos sociales en una escena. Este fenómeno de “sincronización” observado en niños con desarrollo típico está ausente en los niños con TEA, que muestran interés en otro tipo de estímulos, como objetos, o ciertas irregularidades en el escenario de los dibujos animados, y con el tiempo cada niño con TEA desarrolla sus propias preferencias visuales únicas.

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“Es probable que podamos identificar subgrupos con preferencias comunes entre los niños con TEA, pero no existe una sincronización real de la atención a lo largo de su desarrollo, a diferencia de lo que se observa en los niños con TD. Es la primera vez que un estudio pone de relieve este fenómeno del desarrollo”, ha asegurado Daphné Bavelier, profesora titular de la Sección de Psicología de la Facultad de Psicología y Ciencias de la Educación de la UNIGE y coautora del estudio.

Los investigadores también observaron que los niños autistas cuya mirada era más parecida a la de los de desarrollo típico se desenvuelven mejor en la vida cotidiana y sus habilidades cognitivas son mejores. Y, lo que es más importante, la forma en que un niño ve una escena social, como la caricatura utilizada aquí, puede usarse para predecir futuras dificultades sociales.

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“Estos hallazgos muestran cuán importante es que las intervenciones terapéuticas se dirijan a la atención social en una etapa muy temprana en los niños con TEA, especialmente aquellos con mayor retraso en el desarrollo. De hecho, este trabajo muestra que, si los niños autistas no muestran interés en las interacciones sociales desde el principio, se desinteresarán cada vez más en ellas”, explica Marie Schaer, profesora asociada del Departamento de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de UNIGE, que ha dirigido esta investigación.

El equipo de investigación de UNIGE planea aplicar su método de seguimiento ocular para evaluar a los niños que se han beneficiado de una intervención conductual conocida como Early Start Denver Model (ESDM) que está diseñada para mejorar las habilidades de comunicación en niños pequeños autistas a través de interacciones lúdicas. Los investigadores esperan que su innovadora técnica de seguimiento ocular ayude a comprender cómo esta intervención conductual contribuye al progreso de los niños con TEA, proporcionando una herramienta única para mejorar las estrategias para apoyar su desarrollo.

Actualizado: 12 de enero de 2024

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