La falta de sueño lastra tus emociones, felicidad y niveles de ansiedad

Una revisión de estudios con más de 5.000 participantes concluye que dormir menos de lo necesario y despertarse durante la noche contribuye a reducir emociones positivas como alegría, felicidad y satisfacción y aumenta los síntomas de ansiedad.
Persona sentada en el borde de la cama por que padece insomnio

08/03/2024

Ver el vaso medio lleno o medio vacío no depende solo de que tu carácter sea más o menos optimista, sino de lo bien (o mal) que hayas dormido la noche anterior. Un sueño de mala calidad no solo hace que nos sintamos más cansados y con menos energía, sino que también puede influir negativamente sobre nuestras emociones y aumentar las probabilidades de que experimentemos síntomas de ansiedad, según revelan las conclusiones de un estudio realizado por investigadores de la Universidad de East Anglia.

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“Vivimos en una sociedad que frecuentemente sufre de falta de sueño, así que es crucial entender los efectos de esto en nuestras emociones para promover una buena salud psicológica”, ha destacado la Dra. Jo Bower de la Universidad de East Anglia y autora principal del estudio, que representa el análisis más completo hasta la fecha sobre la investigación experimental del sueño y las emociones.

El trabajo se ha publicado en Psychological Bulletin por la Asociación Americana de Psicología y resume más de 50 años de investigación sobre la privación del sueño y el estado de ánimo. Sus resultados proporcionan evidencia contundente de que dormir menos, permanecer despierto más tiempo y despertarse durante la noche pueden influir negativamente en el funcionamiento emocional humano.

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La pérdida de sueño redujo la respuesta ante estímulos emocionales

La Dra. Bower y sus colegas, incluyendo a la otra autora principal, la Dra. Cara Palmer, de la Universidad Estatal de Montana, revisaron datos de 154 estudios realizados a lo largo de cinco décadas, que incluyeron a un total de 5.715 participantes. En ellos, el sueño de estos individuos fue interrumpido durante una o más noches. En algunos experimentos se mantuvo a los participantes despiertos durante largos periodos, en otros se les permitió dormir menos de lo habitual, y en otros fueron despertados periódicamente durante la noche.

Cada estudio también evaluó al menos una variable relacionada con las emociones después de la manipulación del sueño, como el estado de ánimo autoinformado de los participantes, su respuesta a estímulos emocionales y medidas de síntomas de depresión y ansiedad.

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Los investigadores descubrieron que los tres tipos de pérdida de sueño condujeron a una disminución de emociones positivas como alegría, felicidad y satisfacción entre los participantes, así como a un aumento en los síntomas de ansiedad, como un ritmo cardíaco acelerado y mayor preocupación.

“Incluso pequeñas cantidades de pérdida de sueño, como permanecer despierto una o dos horas adicionales, tuvieron un impacto en nuestro funcionamiento emocional”, ha afirmado la Dra. Bower. “También encontramos que la pérdida de sueño aumentó los síntomas de ansiedad y redujo la respuesta de excitación ante estímulos emocionales”.

Los hallazgos relacionados con síntomas de depresión fueron menores y menos consistentes. Los resultados también fueron más variados para emociones negativas como tristeza, preocupación y estrés. Una limitación del estudio es que la mayoría de los participantes eran adultos jóvenes, con una edad promedio de 23 años, por lo que los investigadores sugieren que en futuros estudios se incluya una muestra de edad más diversa para entender mejor cómo la privación del sueño afecta a personas de diferentes edades.

“Incluso pequeñas cantidades de pérdida de sueño, como permanecer despierto una o dos horas adicionales, tuvieron un impacto en nuestro funcionamiento emocional”

La Dra. Bower propone que “también sería interesante examinar cómo se recupera el funcionamiento emocional después de que se restaura el sueño”. Otras direcciones para investigaciones futuras podrían incluir examinar los efectos de múltiples noches de pérdida de sueño, analizar las diferencias individuales para descubrir por qué algunas personas pueden ser más vulnerables que otras a los efectos de la pérdida de sueño, y examinar los efectos de la pérdida de sueño en diferentes culturas, ya que la mayoría de la investigación actual se llevó a cabo en Estados Unidos y Europa.

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“Investigaciones recientes a nivel mundial han mostrado que solo el 15% de los adultos duerme la cantidad recomendada de sueño durante al menos cinco noches a la semana. Esto tiene implicaciones considerables para la investigación de la salud individual y pública, incluyendo en sectores propensos a la pérdida de sueño”, concluye la Dra. Bower.

Actualizado: 8 de marzo de 2024

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