Un híbrido facilita la transmisión de la esquistosomiasis en Europa

Un híbrido de dos especies ha contribuido a que la esquistosomiasis, una infección parasitaria que puede dañar la vejiga y el tracto reproductivo, y que es propia de zonas tropicales, se haya extendido a Europa.
Caracol que facilita la transmisión de la esquistosomiasis en Europa

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03/09/2018

Hasta no hace mucho se creía que los parásitos responsables de la esquistosomiasis, los trematodos del género Schistosoma, solo podían sobrevivir en zonas con temperaturas cálidas como países de las Américas, África y Oriente Medio. Sin embargo, la infección, que puede provocar síntomas como fiebre, dolor muscular y sangre en la orina, e incluso ser un factor de riesgo para desarrollar cáncer de vejiga, se detectó en Europa en 2014, en los miembros de dos familias que nunca habían viajado fuera del Viejo Continente.

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Posteriormente se descubrió que estas personas se habían bañado en el río Cavu, en Córcega –una isla francesa situada en el mar Mediterráneo–, y que allí había un caracol de agua dulce –Bulinus truncatus– que los gusanos que transmiten la enfermedad utilizaban como huésped intermedio. Pero según Jerome Boissier, investigador de la Universidad de Perpignan Via Domitia en Francia, el culpable de que la esquistosomiasis se haya extendido a Europa no es un parásito ordinario, sino un híbrido de dos especies.

La esquistosomiasis se puede establecer en cualquier lugar donde se den las condiciones adecuadas, y el aumento de los viajes internacionales facilita su introducción

El genoma de este híbrido fue secuenciado en 2016 por investigadores del Instituto Wellcome Sanger en Reino Unido, y comprobaron que tres cuartas partes de su ADN provienen del parásito Schistosoma haematobium, que infecta a las personas y provoca esquistosomiasis urogenital, y el resto de S. bovis, y esta combinación supone una ventaja para el híbrido, porque puede incrementar su capacidad para infectar tanto a los caracoles que usa como huéspedes temporales, como a los mamíferos, incluidos los seres humanos.

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Ciclo vital del parásito que causa esquistosomiasis

Las heces y orina de las personas y otros mamíferos que se han infestado con esquistosomiasis contienen huevos que eclosionan cuando entran en contacto con el agua dulce, y esas crías se introducen en los caracoles que les sirven de refugio donde madurar y reproducirse –asexualmente– para producir larvas que son expulsadas e infectan a otro mamífero o ser humano que se encuentre en el agua, penetrando en su piel hasta sus vasos sanguíneos, donde se completa su ciclo vital.

Hay cinco especies que infectan a los seres humanos, aunque el Schistosoma haematobium es la más común. Habitualmente se localiza en las venas o en la pared de la vejiga o el tracto reproductivo, y provoca esquistosomiasis urogenital; además, puede deteriorar estos órganos e incluso afectar a la fertilidad del paciente. El fármaco antiparasitario praziquantel es efectivo, pero los pacientes de los países en vías de desarrollo pueden permanecer sin diagnóstico durante años, lo que contribuye a la transmisión de la enfermedad.

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De hecho, los expertos opinan que lo más probable es que S. haematobium llegara a Europa después de que un individuo infectado viajara a Córcega y orinara en el río Cavu, donde se encuentra el Bulinus truncatus, que es una de las especies que puede albergar al parásito. Como ha advertido el inmunólogo Daniel Colley, de la Universidad de Georgia en Atenas (Georgia, EE.UU.), este brote demestra que la enfermedad se puede establecer en cualquier lugar donde se den las condiciones adecuadas, y que el aumento de los viajes internacionales facilita su introducción.

Los híbridos se desarrollan con mucha más facilidad en los caracoles, y no solo prosperan en los que tienen su hábitat en Córcega, sino que también son capaces de prosperar en B. truncatus en España, y en otras especies de caracoles relacionadas con estas en Portugal. Además, estos híbridos se desarrollan también más rápido en los hamster con los que se ha experimentado y los hacen enfermar.

Actualizado: 3 de septiembre de 2018

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