El COVID persistente afecta más la calidad de vida que algunos cánceres

La fatiga es muy frecuente en las personas con COVID prolongado, y un estudio muestra ahora que puede ser peor y deteriorar más la calidad de vida de estos pacientes que los síntomas de algunos tipos de cáncer metastásicos.
Hombre en la cama exhausto

15/06/2023

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que el COVID persistente –conjunto de síntomas o secuelas que se mantienen durante al menos 12 semanas tras la infección inicial– afectará a entre el 10% y el 20% de las personas que han tenido COVID-19, lo que supone que millones de personas en todo el mundo sufrirán problemas de salud, como fatiga, niebla mental, dificultades para respirar, dolores musculares o de cabeza, o ansiedad, que pueden interferir en su vida cotidiana.

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Las investigaciones han mostrado que el COVID prolongado o persistente está provocando síntomas graves y discapacitantes, y un nuevo estudio ha llegado a la conclusión de que los afectados experimentan más fatiga y un mayor empeoramiento de su calidad de vida que los pacientes con algunos tipos de cáncer. La fatiga parece ser el síntoma predominante y uno de los que más influyen sobre la capacidad para realizar las tareas cotidianas.

El estudio ha sido realizado por un equipo de investigadores del Instituto de Epidemiología y Salud de la UCL (Londres, Reino Unido) que en el verano de 2020 iniciaron un proyecto para crear una intervención de salud digital que ayudara a las clínicas a proporcionar asistencia remota a pacientes con COVID prolongado. Durante dos años, más de 8.000 pacientes de 35 clínicas de COVID prolongado del NHS (sistema nacional de salud de Reino Unido) utilizaron la aplicación para teléfonos móviles Living With COVID Recovery.

“Un COVID prolongado puede tener un efecto devastador en la vida de los pacientes, y la fatiga tiene el mayor impacto en todo, desde las actividades sociales hasta el trabajo”

Los pacientes respondieron a cuestionarios a través de la aplicación informando sobre cuánto tiempo estuvieron afectados por COVID, y su influencia en sus actividades diarias, niveles de fatiga, depresión, ansiedad, dificultades para respirar y niebla mental. De esta forma, los pacientes pudieron realizar un seguimiento de sus síntomas a lo largo del tiempo, mientras que los médicos pudieron monitorear y apoyar a sus pacientes de forma remota.

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Los cuestionarios también generaron puntajes estandarizados para cada síntoma, lo que permitió a los médicos comparar las puntuaciones de COVID persistente con las de pacientes que padecían una variedad de otras enfermedades que se habían recopilado en investigaciones previas. Los datos de los cuestionarios completados por los primeros 3.754 pacientes que usaron la aplicación fueron analizados por William Henley y Sarah Walker de la Universidad de Exeter y los resultados se incluyen en el estudio, que se ha publicado en BMJ Open.

Pacientes con COVID prolongado que estaban gravemente enfermos

Los investigadores encontraron que muchos pacientes con COVID persistente estaban gravemente enfermos y, en promedio, sus puntuaciones de fatiga eran similares o peores a las de las personas con anemia relacionada con el cáncer o enfermedad renal grave. Sus puntajes de calidad de vida relacionada con la salud también fueron más bajos que los de las personas con cánceres metastásicos avanzados, como el cáncer de pulmón en etapa IV.

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Descubrieron que, en general, el impacto del COVID persistente en las actividades diarias de los pacientes era peor que el de los pacientes con accidente cerebrovascular, y comparable al de los pacientes con enfermedad de Parkinson. “Nuestros resultados han encontrado que un COVID prolongado puede tener un efecto devastador en la vida de los pacientes, y la fatiga tiene el mayor impacto en todo, desde las actividades sociales hasta el trabajo, las tareas domésticas y el mantenimiento de relaciones cercanas”, ha declarado el Dr. Henry Goodfellow, que codirigió el estudio junto con la difunta profesora Elizabeth Murray (ambos del Instituto de Epidemiología y Salud de la UCL).

Los autores del trabajo han alertado de que los efectos negativos del Long COVID no solo deterioran la calidad de vida de los afectados, sino que podrían tener también un gran impacto económico y social. Como han señalado, más del 90 % de los pacientes con COVID prolongado que usaban la aplicación estaban en edad de trabajar (18-65) y el 51% dijo que no había podido trabajar durante al menos un día en el mes anterior, mientras que el 20% no pudo trabajar en absoluto.

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Además, el 71% de los pacientes eran mujeres y teniendo en cuenta que las mujeres en edad laboral constituyen la mayoría de la fuerza laboral de atención social y de la salud, el impacto del COVID prolongado en su capacidad de trabajar puede añadir presiones adicionales a servicios ya saturados.

“Nuestros hallazgos muestran que la fatiga debería ser un foco importante para la atención clínica y el diseño de los servicios de rehabilitación. Los servicios de evaluación post-COVID deberían considerar centrarse en evaluar y tratar la fatiga para maximizar la recuperación y el regreso al trabajo de los pacientes con COVID prolongado”, advierte el Dr. Goodfellow.

“La COVID prolongada es una condición invisible y, sorprendentemente, nuestra investigación ha revelado que puede dejar a las personas con peor fatiga y calidad de vida que algunos tipos de cáncer, pero el apoyo y la comprensión no están al mismo nivel. Necesitamos urgentemente más investigación para permitir el desarrollo de servicios basados ​​en evidencia para apoyar a las personas que intentan manejar esta nueva condición debilitante”, concluye el profesor William Henley, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Exeter y coautor del estudio.

Actualizado: 15 de junio de 2023

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