Centella asiática, la planta india que cuida tu piel
La centella asiática, indispensable en la práctica medicinal ayurveda, es la planta india más empleada en la fitoterapia occidental, donde se destacan sus virtudes sedantes, tónicas, vasodilatadoras y dermatológicas.
La centella asiática es una planta medicinal con diversos beneficios para la salud, entre ellos, principalmente, contribuye a potenciar la producción de colágeno, la proteína que interviene en la piel, en las articulaciones, los huesos y los músculos. Aporta dureza y firmeza a estos tejidos y detiene la flaccidez. El asiaticósido estimula la activación fibroblástica y el colágeno in vitro, lo que le confiere una clara acción reepitelizante, muy útil para reparar la piel dañada.
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Las principales indicaciones y beneficios de la centella asiática son:
Se aplica en uso tópico sobre heridas, llagas y úlceras de la piel.
Restaura la piel dañada tras una intervención quirúrgica, una quemadura, o una herida con desgarro.
Mejora la permeabilidad capilar y favorece la cicatrización natural. Previene la formación y la persistencia de cicatrices muy visibles.
La centella es un excelente aliada contra la celulitis, aporta firmeza y elasticidad a la piel, y ayuda a eliminar con el tiempo los acúmulos de grasa y las estrías.
Se aplica con éxito sobre eritemas o enrojecimientos de la piel a causa de problemas capilares, y sobre urticarias con aparición de ronchas.
Destaca como un buen remedio para tonificar las venas y prevenir la insuficiencia venosa. Se destina al tratamiento natural de la flebitis, las varices y las hemorroides. En general se la combina con otras plantas que potencien su acción.
La centella asiática repara las mucosas dañadas de la boca, acelera la curación de úlceras y llagas bucales, glositis –lengua inflamada– y gingivitis o encías inflamadas. En tal caso se aplica como enjuague o gargarismo.
Es un buen complemento en caso de inflamación ocular, párpados inflamados, córnea inflamada, o queratitis y conjuntivitis. Se aplica en forma de colirio o lavaojos.
Por vía oral, como planta tónica, se destina a combatir la falta de energía, la fatiga, y la debilidad física.
Se ha demostrado que la centella actúa como un vasodilatador cerebral. Se le atribuye la facultad de potenciar la memoria y la capacidad de concentración. Ayuda a disminuir los episodios de despistes y desorientación que afectan a muchas personas mayores. Estos puntos no cuentan con consenso científico.
Se le atribuyen también virtudes sedantes y ansiolíticas, útiles para encarar situaciones nerviosas, como ataques leves de ansiedad, irritación nerviosa y palpitaciones nerviosas.
Por sus virtudes antisépticas y antibacterianas, se ha indicado en caso de infección gástrica y urinaria, en procesos gripales y alergias respiratorias. Pero cabe recordar que puede resultar irritante, y debe ser asociada a plantas demulcentes.
No es menos eficaz como planta diurética y desintoxicante. Mejora la circulación linfática –flujo de líquidos corporales–, ayuda a eliminar las toxinas por la orina, y a prevenir la aparición de impurezas en la piel.
La centella asiática es en general una planta segura para todas las edades y situaciones, con algunas salvedades. La presencia de taninos y alcaloides exigen la toma de ciertas medidas de seguridad para evitar posibles complicaciones en su consumo.
Se desaconseja su toma por vía oral en los siguientes casos: