No cambiar la hora ni en verano ni en invierno reduciría ictus y obesidad

Los cambios de hora en primavera y otoño alteran el reloj biológico y afectan a la salud, aumentando el riesgo de sufrir ictus y obesidad, entre otras enfermedades, según un estudio realizado en EE. UU. cuyos resultados se pueden extrapolar a España.
Reloj despertador junto a manta y hojas otoñales

16/09/2025

En poco más de un mes pasaremos al horario de invierno, lo que supone retrasar el reloj una hora con el objetivo de aprovechar mejor la luz natural y reducir el gasto energético. Sin embargo, mucho se ha debatido sobre el impacto que estas alteraciones horarias podrían tener sobre nuestra salud, y una nueva investigación de la Universidad de Stanford1 ha concluido que modificar los relojes dos veces al año altera los ritmos circadianos y aumenta el riesgo de ictus y obesidad.

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Al igual que sucede en España, cada primavera los estadounidenses adelantan sus relojes para entrar en el horario de verano, y cada otoño los retrasan para volver al horario estándar. Este ritual, además de resultar molesto, tiene efectos negativos sobre la salud, ya que la pérdida de una hora de sueño en marzo, por ejemplo, se ha relacionado con un aumento de infartos y de accidentes de tráfico mortales en los días siguientes.

El nuevo estudio realizado por científicos de Stanford revela que los daños no son solo inmediatos, sino también a largo plazo, y que existen alternativas más saludables. El equipo comparó tres escenarios: mantener siempre el horario estándar, mantener siempre el horario de verano, o continuar con los cambios de hora. Evaluaron cómo cada opción afecta a los ritmos circadianos –el reloj interno que regula múltiples procesos biológicos– y, en consecuencia, a la salud de la población.

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Los resultados se han publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Science y revelan que la peor opción es la actual. Mantener un horario fijo sería mejor para la salud y, entre las dos alternativas, el horario estándar es el que aporta más beneficios. Los investigadores estimaron que si se adoptara el horario estándar de forma permanente se evitarían unos 300.000 casos de ictus al año y habría 2,6 millones de personas menos con obesidad en Estados Unidos, mientras que con el horario de verano fijo los beneficios serían similares, aunque algo menores.

“Descubrimos que mantener el horario estándar o el horario de verano es definitivamente mejor que cambiar dos veces al año”, ha afirmado Jamie Zeitzer, profesor de psiquiatría y ciencias del comportamiento y autor principal del estudio, en una nota publicada por la universidad.

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El debate: ¿horario estándar o de verano?

Aunque la mayoría de los expertos coinciden en que los cambios de hora deberían desaparecer, no se ha alcanzado un consenso sobre qué horario mantener. Quienes defienden el horario de verano argumentan que disponer de más luz por la tarde fomenta el ocio, ahorra energía y reduce la delincuencia. Sin embargo, un intento de implantarlo de forma permanente en 1974 fracasó en menos de un año, en parte por las quejas de padres preocupados porque sus hijos iban a la escuela de noche.

Por el contrario, varias organizaciones médicas y del sueño –como la American Academy of Sleep Medicine o la American Medical Association– apoyan el horario estándar durante todo el año, al considerar que la luz de la mañana es más beneficiosa para el organismo. Hasta ahora, era una teoría sin datos sólidos, pero este estudio aporta evidencia en esa dirección.

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Cómo influyen la luz y el reloj interno en la salud

El ciclo circadiano humano no dura exactamente 24 horas, sino unos 12 minutos más. La luz es el factor que lo ajusta: la luz matutina acelera este reloj biológico, mientras que la luz de la tarde lo retrasa. Para estar bien sincronizados, necesitamos más claridad por la mañana y menos al anochecer.

Cuando este ritmo se desajusta, se debilita el sistema circadiano y se alteran procesos clave, desde la inmunidad hasta los niveles de energía. Según el modelo matemático desarrollado por los investigadores, la carga circadiana –es decir, el esfuerzo que debe hacer el organismo para mantenerse en un ciclo de 24 horas– es menor con el horario estándar permanente.

Al relacionar los desajustes circadianos con enfermedades como la obesidad, la diabetes, el ictus o la depresión, los expertos concluyeron que el horario estándar permanente reduciría la prevalencia de obesidad en un 0,78% y la de ictus en un 0,09%. Puede parecer poco, pero en cifras absolutas significa millones de personas menos afectadas. El horario de verano fijo también tendría efectos positivos, aunque más modestos.

“El mensaje de fondo es claro: cuanto más alineados estemos con el sol, mejor para nuestra salud circadiana, metabólica y cardiovascular”

Los autores reconocen limitaciones: el modelo no contempla factores como el clima, la geografía o los hábitos de vida reales porque asumieron rutinas de sueño y exposición a la luz más saludables de lo habitual. Zeitzer insiste en que el estudio aporta datos relevantes, pero que la decisión sobre la política horaria debería considerar también aspectos sociales y económicos para elegir qué horas del reloj representan el amanecer y el atardecer, ya que la cantidad total de luz “depende del Sol y de la posición de la Tierra y no podemos hacer nada al respecto”, concluye.

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Juan Antonio Madrid Pérez, Catedrático de Fisiología y director del Laboratorio de Cronobiología en Universidad de Murcia, que no ha participado en el estudio, afirma en declaraciones a SMC España2 que “este trabajo es pionero porque cuantifica los efectos crónicos de la política horaria sobre la salud, algo que hasta ahora apenas se había estudiado. Sus conclusiones apoyan la idea de abandonar los cambios de hora estacionales y optar por el horario estándar permanente (el más próximo al horario solar) como la opción más saludable para la mayoría de la población. Aunque el modelo asume condiciones de luz ideales y no incluye todos los factores de la vida real, como horarios irregulares de sueño o tiempo pasado al aire libre, ofrece una base científica sólida para el debate sobre el futuro de la política horaria”.  “Estos resultados serían extrapolables también a otros países con grandes diferencias entre el horario oficial y el solar como es el caso de España”, añade.

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Por su parte, Mª José Martínez Madrid, fundadora y directora de la spin off de asesoría circadiana Kronohealth, investigadora en el laboratorio de Cronobiología de la Universidad de Murcia, colaboradora en CIBERFES y coordinadora del grupo de trabajo de Cronobiología de la Sociedad Española de Sueño, ha indicado en declaraciones al mismo medio: “Los autores muestran, con modelos aplicados a toda la población de Estados Unidos, que reducir la ‘carga circadiana’ –es decir, la desincronización entre nuestro reloj biológico y el entorno– se asocia a menos obesidad y menos ictus. Es un paso más allá de lo que ya sabíamos: no solo los cambios de hora de primavera y otoño generan problemas agudos de sueño, accidentes o infartos, sino que también el horario que mantengamos de forma permanente influye en nuestra salud a largo plazo”.

“En España, esta discusión tiene aún más peso. Nuestro país vive desde hace décadas en un huso horario que no le corresponde por posición geográfica: vamos adelantados al sol alrededor de una hora. Eso favorece hábitos más vespertinos, nos acostamos más tarde y acumulamos deuda de sueño. Por tanto, aquí no basta con decidir si mantener o no los cambios de hora: también habría que apostar por el horario más saludable, que sería el que nos corresponde naturalmente –el GMT0– o al menos el GMT+1, pero no mantenernos en GMT+2, que agrava todavía más el desfase entre la luz solar y nuestros horarios sociales. El mensaje de fondo es claro: cuanto más alineados estemos con el sol, mejor para nuestra salud circadiana, metabólica y cardiovascular”, concluye.

En Webconsultas nos tomamos muy en serio la calidad de la información. Por eso, seleccionamos y verificamos nuestras fuentes, dándole prioridad a investigaciones avaladas por expertos, instituciones académicas de prestigio, sociedades médicas y revistas científicas reconocidas. Nuestro objetivo es ofrecerte un contenido preciso, íntegro y confiable.

  • 1
    Nina Bai. «Study Suggests Most Americans Would Be Healthier Without Daylight Saving Time». News Center, 2025, https://med.stanford.edu/news/all-news/2025/09/daylight-saving-time.html.
  • 2
    SMC España. «No Cambiar La Hora Ni En Verano Ni En Invierno En EEUU disminuiría Los Infartos Cerebrales Y La Obesidad, Según Un Estudio». SMC España, https://sciencemediacentre.es/no-cambiar-la-hora-ni-en-verano-ni-en-invierno-en-eeuu-disminuiria-los-infartos-cerebrales-y-la.

Actualizado: 16 de septiembre de 2025

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