El COVID persistente se debe a daños en el centro del control del cerebro

El COVID-19 grave puede causar daños en el tronco encefálico o centro de control del cerebro, afectando a funciones vitales como la respiración y generando síntomas persistentes como fatiga, ansiedad y dificultades respiratorias.
Mujer en el interior de un escáner

09/10/2024

El daño en el tronco encefálico, conocido como el "centro de control" del cerebro, está detrás de los efectos físicos y psiquiátricos duraderos en pacientes que han sufrido una infección grave por coronavirus SARS-CoV-2, según sugiere un nuevo estudio realizado por investigadores de las universidades de Cambridge y Oxford, que lograron identificar los efectos dañinos que el Covid-19 puede causar en el cerebro empleando escáneres de ultra alta resolución capaces de observar el cerebro con gran detalle.

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El equipo de investigación escaneó los cerebros de 30 personas que habían sido hospitalizadas por COVID-19 grave al inicio de la pandemia, antes de que hubiera vacunas disponibles. Descubrieron que la infección afecta a una zona del tronco encefálico relacionada con la sensación de falta de aire, la fatiga y la ansiedad.
Los escáneres de resonancia magnética utilizados en el estudio, conocidos como escáneres de 7-Teslas (7T), pueden medir la inflamación en el cerebro. Los resultados se han publicado en la revista Brain y permitirán a científicos y médicos comprender mejor el impacto a largo plazo del COVID-19 tanto en el cerebro, como en el resto del cuerpo. Aunque el estudio comenzó antes de que se reconocieran estos efectos prolongados del Covid, sus hallazgos ayudarán a entender mejor esta condición.

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Inflamación en el centro de control del cerebro tras el COVID

El tronco encefálico, que conecta el cerebro con la médula espinal, es crucial para muchas funciones vitales como la respiración y el ritmo cardíaco. Dentro de esta estructura, los núcleos, que son agrupaciones de células nerviosas, regulan funciones esenciales del cuerpo como la respiración, el dolor y la presión arterial.
La Dra. Catarina Rua, miembro del Departamento de Neurociencias Clínicas de la Universidad de Cambridge y autora principal del estudio, comentó que observar la inflamación en los núcleos del tronco encefálico en personas vivas era algo difícil hasta ahora debido al pequeño tamaño y la posición de estos núcleos, por lo que los estudios sobre esta área se hacían en autopsias.

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Por su parte, el profesor James Rowe, co-líder del estudio, explicó que el tronco encefálico es la conexión crítica entre nuestras acciones conscientes y lo que ocurre en nuestros cuerpos. Poder observar cómo esta zona cambia debido al COVID-19 es clave para entender y tratar sus efectos duraderos.
En los primeros días de la pandemia, estudios post mortem de personas que fallecieron a causa de infecciones graves mostraron cambios en el tronco encefálico, como inflamación. Se cree que muchos de estos cambios se debieron a la respuesta inmune posterior a la infección, más que a una invasión directa del virus al cerebro.
"Los cambios en el tronco del encéfalo causados ​​por la infección por COVID-19 también podrían provocar malos resultados en la salud mental, debido a la estrecha conexión entre la salud física y mental"
Rowe señaló que las personas gravemente enfermas al inicio de la pandemia presentaron cambios duraderos en el cerebro, probablemente a causa de esta respuesta inmune. Sin embargo, medir dicha respuesta en personas vivas es difícil. Los escáneres de resonancia magnética convencionales no ofrecen el nivel de detalle necesario, pero los escáneres 7T sí permiten detectar la actividad de las células inmunes, que interfieren con el campo magnético ultrapotente.

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Muchos pacientes hospitalizados al principio de la pandemia refirieron tener síntomas persistentes como fatiga, falta de aire y dolor en el pecho. Los investigadores plantearon que estos síntomas se debían, en parte, al daño en los núcleos del tronco encefálico, daños que persisten mucho después de que la infección haya desaparecido.
El estudio reveló que varias áreas del tronco encefálico, como la médula oblonga, el puente de Varolio y el mesencéfalo, presentaban anomalías que sugerían una respuesta neuroinflamatoria. Estas anomalías aparecieron semanas después de la hospitalización y afectaron las zonas del cerebro responsables de la respiración.
Rua explicó que la presencia de anomalías en las áreas asociadas con la respiración indica que los síntomas prolongados se deben a la inflamación en el tronco encefálico tras la infección. Este efecto se observó independientemente de la edad o el género, siendo más marcado en quienes tuvieron COVID-19 grave.

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Además de los efectos físicos, los escáneres 7T también mostraron algunos de los impactos psiquiátricos de la enfermedad. El tronco encefálico regula la respiración, la fatiga y la ansiedad. "La salud mental está íntimamente relacionada con la salud del cerebro y los pacientes con la respuesta inmune más marcada también mostraron niveles más altos de depresión y ansiedad", dijo Rowe. "Los cambios en el tronco del encéfalo causados ​​por la infección por COVID-19 también podrían provocar malos resultados en la salud mental, debido a la estrecha conexión entre la salud física y mental", añadió Rowe, indicando que los pacientes con mayor respuesta inmune también mostraron mayores niveles de depresión y ansiedad.
Estos resultados podrían ayudar a entender otras enfermedades relacionadas con la inflamación del tronco encefálico, como la esclerosis múltiple y la demencia. También podrían servir para evaluar la eficacia de tratamientos para enfermedades cerebrales. Rua concluyó expresando su asombro por cómo se llevó a cabo esta colaboración en pleno pico de la pandemia, cuando las pruebas eran muy difíciles de realizar, y destacó el valor de los escáneres 7T en la investigación.

Actualizado: 9 de octubre de 2024

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