Miles de mujeres sobreviven al cáncer de mama; están curadas, pero muchas sufren secuelas físicas a consecuencia de los tratamientos que eliminaron el tumor. Conoce sus efectos adversos a corto y largo plazo y cómo combatirlos.
Chemo brain y problemas cognitivos asociados al cáncer de mama
El chemo-brain o chemo fog (procedente de la palabra inglesa fog, que significa neblina) es una alteración cognitiva que las pacientes con cáncer de mama describen como problemas de memoria que no tenían antes. “Muchas pacientes refieren en la consulta que se olvidan de cosas y que eso antes no les pasaba”, explica la doctora Claudia Panciroli, investigadora en ciencias neurocognitivas, del ICO de Badalona.
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Este trastorno "puede aparecer muy pronto, incluso en las primeras sesiones de quimioterapia, y persistir en el tiempo”, señala Panciroli. La doctora Mireia Margelí, oncóloga del Servicio de Oncología Médica del ICO, en Badalona (Barcelona) y vocal de la Junta directiva del Grupo GEICAM de investigación en Cáncer de Mama afirma que “se pensaba que era un efecto secundario de la quimioterapia, pero a veces en los test realizados a las enfermas al principio del tratamiento observamos que ya presentan alteraciones, por lo que no se sabe si es consecuencia de los tratamientos o de otros factores, como el estrés que implica la enfermedad”.
Síntomas del chemo-brain o chemo fog
Las alteraciones cognitivas que presentan las pacientes con cáncer de mama se manifiestan sobre todo como:
Fallos de la memoria a corto plazo: desde olvidar qué se ha ido a comprar al supermercado, a no ser capaz de comprender la lectura de textos muy extensos.
Dificultades para llevar a cabo trabajos múltiples: la paciente no es capaz de realizar dos tareas simultáneamente, como escuchar la radio mientras cocina.
Falta de fluidez verbal e incapacidad para la evocación de vocablos: la persona tienen muchas dificultades, o incluso le resulta imposible, encontrar la palabra concreta que quiere decir.
Mayor lentitud en el aprendizaje de nuevos conceptos o habilidades: si antes la mujer aprendía con relativa rapidez, ahora dedicar mucho más tiempo a lo mismo.
Menor compresión lectora: la paciente necesita releer los textos para entender su significado.
Disminución de la capacidad de concentración: a la paciente le resulta complicado centrar su atención en la tarea que realiza, y no es capaz de llevar a cabo un trabajo durante un tiempo prolongado.
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Cómo se tratan los problemas cognitivos asociados al cáncer de mama
No existe ningún tratamiento farmacológico para remediar este tipo de alteraciones cognitivas en paciente que han pasado por un tratamiento de cáncer de mama, sin embargo, existen otras estrategias que aumentan el rendimiento cognitivo y mejoran la memoria, la atención y el lenguaje, con el consiguiente impacto positivo en la vida cotidiana de las pacientes. Por ejemplo:
Rehabilitación cognitiva: “aconsejamos a las pacientes que incluso antes de empezar el tratamiento realicen tareas neurocognitivas, como hacer sudokus, crucigramas, palabras cruzadas, leer, o participar en juegos de ordenador para entrenar el cerebro”, afirma la doctora Claudia Panciroli.
Utilizar estrategias compensatorias: como apuntar en una agenda las tareas que hay que realizar, indicando las que tienen prioridad, las citas profesionales o médicas, las actividades a realizar en el tiempo de ocio…
Realizar actividad física: la práctica de actividad física, siempre adaptada a las condiciones personales y de acuerdo a la indicación médica, es muy beneficiosa para las personas con cáncer de mama, incluso desde el principio del tratamiento. “Hacer ejercicio físico, yoga, taichí, mindfulness, Pilates… Observamos que las pacientes que hacen ejercicio mejoran, sobre todo en su estado de ánimo, ya que evitan la ansiedad y el estrés”, concluye la doctora Claudia Panciroli.